En el actual proceso electoral cobró popularidad la empresa Massive Caller, por el alcance de sus encuestas, sus comparativos y el seguimiento o “tracking” que daban a cada candidato.
Además, encontró un nicho importante entre los simpatizantes de Xóchitl Gálvez, abanderada de “Fuerza y Corazón por México”, quienes veían en los números de Massive Caller una esperanza de que como oposición, ella arrebatara la Presidencia de la República a Morena.
A las seis de la tarde de este dos de junio, fue de las primeras casas encuestadoras en comenzar a publicar supuestos resultados de la contienda.
Para la gubernatura de Veracruz le dio el triunfo al panista José Yunes, sacándole cinco puntos porcentuales a Rocío Nahle. Lo cierto es que la zacatecana salió vencedora, duplicando prácticamente la cantidad de sufragios que recibió el abanderado de la coalición PAN-PRI-PRD.
Se entiende que siempre hay un margen de error, pero la diferencia entre lo publicado por Massive Caller y los resultados de los comicios es abismal.
Algo similar sucedió en las encuestas publicadas para la Presidencia de la República, donde dio el triunfo a Xóchitl Gálvez, quien en los votos reales, fue aplastada 2 a 1 por Claudia Sheinbaum.
Los desatinos tan grandes de Massive Caller hicieron que internautas no perdonaran y generaran infinidad de mes contra la empresa.
Hoy Massive Caller, la casa encuestadora que presumía usar herramientas innovadoras para medir la opinión pública de manera rápida, confiable y a bajo costo, ha perdido toda credibilidad.
Es poco probable que algún político que desea conocer escenarios verdaderos le contrate, ya que el sistema de eficacia del 95% que prometía fue un fraude.