De las 58 especies de víboras que hay en los tres estados de la península, sólo cinco se consideran venenosas y letales en el Sureste mexicano, de acuerdo con Luis Fernando Díaz Gamboa, director de la Red para la Conservación de Anfibios y Reptiles de Yucatán.
Algunas pueden llegar a superar apenas los 15 centímetros de longitud, pero hay otras que superan los cuatro metros de largo en los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
El especialista detalló que de las cinco son cuatro las víboras que poseen un veneno que ataca principalmente los tejidos (Huolpoch, cascabel, nauyaca real y nauyaca yucateca) y una que se enfoca en atacar el sistema nervioso (coralillo).
Además, “en caso de mordedura hay en promedio cinco horas para recibir tratamiento médico y evitar un posible fallecimiento”.
Díaz Gamboa aclaro que hay mucho desconocimiento sobre esos reptiles, y reveló que en la región habitan básicamente las boas, lagartijeras ─una de las más comunes─ y ratoneras.
“En la región peninsular hay 58 especies, y menos del 10 por ciento son venenosas, principalmente cinco como coralillo, nauyaca real, nauyaca nariz de cerdo ─exclusiva del noreste ─; cascabel y huolpoch ─aparece más en la zona costera, en dunas─”, indicó.
El director de la Red para la Conservación de Anfibios y Reptiles de Yucatán resaltó que los acercamientos con los humanos suelen presentarse en temporadas de lluvias porque suelen ingresar a agujeros, y con las precipitaciones sus sitios suelen inundarse.
“Necesitan regular su temperatura corporal por medio del sol y tienen que buscar lugares cálidos como carreteras o dentro de casas. Los encuentros son muy ocasionales, alrededor de fraccionamientos nuevos donde había vegetación, entonces pueden aparecer”, dijo.
Margen
Si el encuentro es en una casa, se recomienda jamás utilizar las manos y apoyarse en instrumentos como una escoba y una cubeta para manejar al animal y, si es posible, liberarlo en un sitio adecuado, lejos de hogares y carreteras.
En caso de una mordedura, hay una metodología que debe seguirse si un humano se cruza con un ofidio: se debe evitar todo contacto a menos que sea exclusivamente necesario.
“Lo que hay que hacer es identificar la serpiente; mantener la calma para que el flujo de sangre sea mínimo; ir al hospital para saber si el veneno es de una especie muy peligrosa y si el paciente requiere atención médica final será donde están los especialistas”, afirmó.
“El margen para sentir los primeros cuadros de alarma puede ser de hasta cinco horas para que haya la posibilidad de muerte. Depende de diferentes factores como si el animal inoculó veneno o no; el estado físico, no es lo mismo uno delgado que uno con obesidad.
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“La edad, si es adulto medio, niño o mayor porque el tratamiento es diferente, tiene que ver la especie de serpiente: para la coralillo, el primer síntoma son problemas para respirar y si no se atiende a tiempo puede llevar a un paro respiratorio y cardíaco”, agregó.
Díaz Gamboa explicó que según la especie el tratamiento es para un envenenamiento neurotóxico o hemolítico. En la región, sólo la coralillo inocula veneno neurotóxico. En las otras es hemolítico, que destruye el tejido de la sangre y puede causar necrosis”, finalizó.