La Agencia Espacial Europea (ESA) ha dado un paso sorprendente en el campo de la investigación astronómica al generar el primer eclipse solar artificial. Esta innovación forma parte de su misión Proba-3, diseñada con el objetivo de estudiar a detalle la enigmática corona del Sol.
Aunque los experimentos comenzaron desde marzo, fue hasta esta semana que la ESA compartió imágenes inéditas y datos clave sobre los resultados obtenidos. Hasta el momento, han logrado recrear con éxito diez eclipses artificiales, algunos de ellos con una duración continua de hasta cinco horas.
La misión Proba-3 se apoya en una tecnología avanzada que implica el uso de dos satélites que vuelan en formación, separados por unos 150 metros y sincronizados con una precisión extraordinaria. Uno de ellos actúa como disco bloqueador del Sol, emulando el papel de la Luna durante un eclipse natural, mientras que el segundo, equipado con un telescopio, observa la corona solar.
Esta alineación tan precisa se logra gracias a sistemas de navegación de alta tecnología, que incluyen GPS, láseres y sensores ópticos. Lo más impresionante es que la maniobra se ejecuta de forma completamente automática y sin intervención humana directa en tiempo real.
Más allá del espectáculo visual, el propósito de estos eclipses artificiales es observar regiones del Sol que normalmente están ocultas por el brillo que emite este gran astro, en particular la corona solar, una zona externa de la atmósfera cuyo comportamiento sigue siendo un misterio.
Una de las grandes preguntas que los astrónomos intentan resolver es por qué la corona solar puede alcanzar temperaturas superiores al millón de grados celsius, mientras que la superficie del Sol es mucho más fría en comparación. Este fenómeno desafía las leyes tradicionales de la física térmica.
Además, la corona es el punto de origen de las llamadas eyecciones de masa coronal, potentes explosiones de plasma y energía que, al alcanzar a la Tierra, pueden interferir con redes eléctricas, sistemas de comunicación y satélites.
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Con este avance, la Agencia Espacial Europea espera generar al menos dos eclipses artificiales por semana, lo que permitirá recopilar una cantidad sin precedentes de datos solares que podrían mejorar nuestra comprensión del clima espacial y sus efectos sobre nuestro planeta.
Finalmente, expertos consideran que este tipo de tecnologías puede sentar las bases para misiones más complejas en el futuro.
Con información de Sopitas.com