CANCÚN, 19 de julio de 2024.- Para reducir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), desde 2030 se cobrará a los ganaderos daneses un “impuesto sobre las flatulencias” de vacas y cerdos, que se espera sea aprobado por el Parlamento Nacional o Folketinget.
Se espera que con la medida se reduzcan las emisiones de GEI del país escandinavo en 70 por ciento de aquí a 2030.
La actual primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, presentó la primera propuesta de un impuesto al carbono sobre las emisiones agrícolas, acordada el 24 de junio, entre el gobierno de coalición y los representantes de los agricultores, la industria y los sindicatos.
La producción agrícola y el consumo de sus productos contribuye al calentamiento global al emitir gases como metano, óxido nitroso y dióxido de carbono, este último suele tener el protagonismo cuando se habla de cambio climático.
Sin embargo, el metano atrapa aproximadamente 87 veces más calor en una escala de tiempo de 20 años, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés).
Según los datos más recientes de Statistic Denmark, en junio de 2022 había 1.4 millones de vacas en Dinamarca.
Una vaca danesa típica produce unas seis toneladas métricas de CO2 al año. Además, el Informe de cuentas nacionales de Dinamarca 2019 señala que, en 2017, la agricultura contribuyó con 81 por ciento de la emisión de metano, y 89 de la emisión de óxido nitroso.
Dinamarca “será el primer país en introducir un impuesto real sobre las emisiones de CO2 en la agricultura”, dijo Jeppe Bruus, ministro de Impuestos, quien espera que otros países sigan el ejemplo, que contrasta con las protestas de agricultores europeos, que se han pronunciado enérgicamente contra el llamado “Pacto verde europeo”.
Si ese aprueba el impuesto a las flatulencias, los ganaderos daneses tendrían que pagar 300 coronas danesas (alrededor de 798 pesos mexicanos) por tonelada de dióxido de carbono, y el gravamen aumentará a 750, aproximadamente mil 995 pesos, para 2035.
Sin embargo, gracias a la deducción de 60 por ciento del impuesto sobre la renta, el costo real por tonelada empezará en 120 coronas (319 pesos), y aumentará a 300 (serían 798 pesos), en 2035.