Kathryn Sullivan, una mujer de 63 años, trabajó durante un cuarto de siglo en el Commonwealth Bank, una de las entidades financieras más grandes de Australia. Sin embargo, recientemente fue despedida después de haber participado en el entrenamiento de un sistema de inteligencia artificial que ahora cumple las funciones que ella desempeñaba.
La extrabajadora explicó que le pidieron compartir sus conocimientos en atención al cliente para elaborar guiones y pruebas de un chatbot denominado Bumblebee AI. Aunque sospechaba que el banco planeaba automatizar parte de la comunicación, nunca pensó que esto terminaría costándole su empleo.
“Sabíamos que eventualmente los mensajes serían gestionados de forma externa, pero jamás imaginé que me despedirían después de 25 años en la empresa”, declaró Sullivan al Daily Mail. Aseguró que tanto ella como una colega quedaron en shock al recibir la noticia, sintiéndose reducidas a “un simple número”.
El despido ocurrió a pesar de que el banco reportó ganancias récord de 10.25 mil millones de dólares australianos en el último ejercicio fiscal.
Por si fuera poco, Sullivan relató que tuvo que esperar más de una semana para recibir una notificación oficial sobre su baja, describiendo esos días como un periodo de angustia en el que nadie respondía sus mensajes.
El caso provocó polémica y llegó hasta el Parlamento australiano, donde la mujer narró su experiencia durante un simposio sobre inteligencia artificial organizado por el Consejo Australiano de Sindicatos (ACTU). Allí expresó que, sin darse cuenta, había ayudado a entrenar la herramienta que la desplazó.
Aunque Sullivan reconoció que la inteligencia artificial puede ser útil, insistió en que debe existir regulación para evitar abusos y proteger a los trabajadores. “No debería reemplazar completamente a los humanos ni vulnerar nuestros derechos básicos”, enfatizó.
Por su parte, Joseph Mitchell, secretario adjunto del ACTU, instó a impulsar una agenda nacional sobre inteligencia artificial que considere tanto a las empresas como a los empleados antes de implementar nuevas tecnologías, garantizando un equilibrio entre innovación y empleo.
Por su parte, Commonwealth Bank respondió reconociendo errores en su estrategia. Un portavoz admitió que la decisión de eliminar 45 puestos no tomó en cuenta todas las necesidades reales del negocio, y aseguró que revisarán sus procedimientos internos.
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De hecho, tras los recortes, las llamadas de clientes aumentaron, ya que la IA no logró suplir por completo la atención personalizada. Esto obligó a la institución a recontratar personal, aunque Sullivan rechazó regresar porque el puesto ofrecido no garantizaba seguridad laboral y era otro distinto al que tenía antes de su despido.
La polémica creció cuando se reveló que, al mismo tiempo que se reducían más de 300 plazas en Australia, el banco contrató alrededor de 100 trabajadores en India para cubrir parte de sus operaciones, lo que generó fuertes críticas hacia la institución.
Con información de El Imparcial.