Tres meses después del atentado de Niza que el pasado 14 de julio costó la vida a 86 personas, Francia escenificó ayer su unidad en la lucha contra el terrorismo, en un homenaje nacional a las víctimas que estuvo encabezado por el presidente, François Hollande.
Rodeado de las más altas autoridades del Estado y acompañado del príncipe Alberto de Mónaco, el único jefe de Estado extranjero presente en la ceremonia, Hollande mostró la solidaridad de la nación a más de un millar de allegados de las víctimas que acudieron al homenaje. Buena parte del Gobierno, las principales figuras de la oposición conservadora, las fuerzas del orden y el poder judicial acudieron al acto que simbolizó la unión frente al terrorismo que había saltado por los aires tras el atentado.
Entonces, las críticas a la falta de firmeza del Ejecutivo socialista procedentes de la derecha y la extrema derecha mostraron que incluso en momentos de duelo nacional la unidad política fue imposible. La metáfora de aquella división se cristalizó cuatro días después del atentado cuando el primer ministro, Manuel Valls, fue abucheado por la población cuando acudió a Niza a rendir tribuno a las víctimas.
Hollande recogió aquel guante ayer y, ante las víctimas y la clase política, reconoció que “lo que fue golpeado el 14 de julio fue la unidad nacional”. Visiblemente emocionado, el presidente rindió homenaje a los fallecidos, recordó a Marco, un italiano, de 92 años que murió junto a su esposa, el más mayor de los muertos, y a Leana, la más joven, que acababa de cumplir los dos años cuando murió junto a su primo, su abuelo y un amigo.
EFE
Huellas
François Hollande señaló:
⇒ Que 15 de los 86 fallecidos no habían cumplido los 18 años
⇒ Y que en algunas familias se perdieron miembros de tres generaciones aquella noche trágica.
Agencias