El Departamento del Interior de Estados Unidos oficializó esta semana el cambio del nombre del Golfo de México por el de “Golfo de América“. Este anuncio, responde a una promesa realizada por el expresidente Donald Trump durante su campaña electoral, generando reacciones inmediatas tanto dentro como fuera de las fronteras estadounidenses.
A través de un comunicado, la dependencia argumentó que esta medida reafirma el compromiso de preservar el patrimonio nacional de Estados Unidos y enaltecer los logros históricos del país.
“Estos cambios garantizan que las futuras generaciones celebren el legado de sus héroes y bienes históricos”, detalló el documento.
Desde su mansión en Mar-a-Lago, Trump calificó el nuevo nombre como “hermoso y apropiado”, justificando que Estados Unidos realiza “la mayor parte del trabajo” en la región, incluyendo proyectos de explotación petrolera.
También adelantó que su administración seguirá implementando medidas enérgicas en las relaciones bilaterales con México y otros países del continente americano.
Reacciones en México
Por su parte, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum reaccionó rápidamente al anuncio y aclaró que el cambio de nombre tiene un alcance limitado al territorio estadounidense.
“Es importante que se lea lo que dice el decreto. Dice que le va a llamar Golfo de América en su plataforma continental. O sea, lo que corresponde a la plataforma continental de Estados Unidos ellos le llaman Golfo de América. Para nosotros sigue siendo el Golfo de México y para el resto del mundo igual”, afirmó en conferencia de prensa.
Sheinbaum también hizo un llamado a los mexicanos a no caer en provocaciones, enfatizando que esta medida no altera el estatus oficial del golfo en mapas internacionales ni en organismos multilaterales.
Respaldo internacional a México
Ejemplo de lo anterior, es Reino Unido, que fue uno de los primeros países en expresar su postura sobre esta decisión. A través de un artículo en el medio británico The Telegraph, el gobierno británico afirmó que no reconocerá el cambio de nombre propuesto por Estados Unidos.
Analistas internacionales también han señalado que la medida tiene implicaciones más simbólicas que prácticas, buscando fortalecer una narrativa nacionalista. Sin embargo, algunos expertos advierten que puede tensar las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y México, especialmente en un contexto en el que ambos países enfrentan desafíos compartidos como la migración y el comercio internacional.
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A pesar de las declaraciones del gobierno estadounidense, el cambio de nombre del Golfo de México no tiene fuerza legal fuera de su jurisdicción y depende de que otros países adopten la denominación para que se convierta en uso generalizado, algo que parece poco probable por ahora.
Con información de Récord.