Mario Salcedo, un millonario cubano que hizo fortuna en las finanzas, decidió en 1997, hace 25 años, convertir su día a día en unas vacaciones. Desde entonces, ha estado enlazando viajes de crucero en crucero, convirtiendo a esos colosos del mar en su hogar.
No obstante, esa vida de lujos a bordo de algunos de los mayores buques de recreo, le ha pasado factura: ha perdido “sus piernas de tierra” porque ya no es capaz de caminar en línea recta cuando llega a puerto y decide bajar.
El potentado contó a The New York Times que nunca estuvo interesado en formar una familia, por lo que su vida sólo consistía en trabajar y trabajar. Así que un día decidió dejar atrás su apartamento en Miami, y embarcarse en un crucero.
Desde entonces ha ido enlazando un crucero con otro y ahora “su casa” tiene varias cubiertas, piscinas, pistas de baile y unos vecinos fugaces con los que socializa siempre que puede.
Tras ser un cliente habitual entre el pasaje de la compañía Royal Caribbean, la tripulación ya le conoce como “Super Mario”.
“No tengo vacaciones. La gente viene aquí para pasar unas vacaciones. Yo no, yo estoy aquí para vivir mi vida”, relató en su momento el millonario.
Salcedo utiliza una mesa reservada en una de las cubiertas del crucero, en la que puede leerse en un letrero escrito a mano “Oficina de Super Mario”.
Obviamente no se refieren al personaje de Nintendo, si no al lugar desde el que el millonario se sienta cada día durante unas horas ante su portátil para teletrabajar. De ese modo se ha pagado los más de mil 154 cruceros que ha completado en su vida en altamar.
El millonario asegura dedicar entre 70 mil (millón 421 mil 427 pesos) y 100 mil dólares (dos millones 30 mil 610) al año para sus viajes.
Rara enfermedad
En una entrevista para la revista Condé Nast, el millonario contó que reservaba un camarote interior sin balcón, porque “no hago nada en mi camarote más que ducharme, vestirme y dormir”, relató.
El resto del día se le podía encontrar en su “oficina”, socializando con otros viajeros o bailando en alguna de las salas de baile del barco. Para evitar cambiar constantemente de camarote, Salcedo lo planifica con 150 reservas de antelación, enlazando una travesía con otra.
Tras más de 25 años mecido por el vaivén de las olas en los mejores cruceros, el millonario ha desarrollado un raro padecimiento denominado “enfermedad del desembarque”.
Se trata de un trastorno poco común que afecta al sistema vestibular del oído, que afecta al equilibrio dando una sensación constante de movimiento, incluso cuando se está estable e inmóvil en tierra firme.
Popularmente se le conoce como “piernas de tierra”. Habitualmente, el trastorno se mantiene como mucho durante un par de días, pero cuando la vida trascurre en altamar, y sólo pasas 15 días al año en tierra, la enfermedad se vuelve crónica.
“He perdido mis piernas terrestres. Me balanceo tanto que no puedo caminar en línea recta. Estoy tan acostumbrado a estar en barcos que me siento más cómodo que en tierra”, aseguró.
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Salcedo se siente como pez en el agua en un crucero, por lo que las pocas veces que baja es para tomar un avión que lo lleve al próximo, y cuando atracan en Miami para comprobar que todo sigue en orden en su apartamento o cuando tiene que hacer visitas médicas.
Salvo su problema con el equilibrio cuando pisa tierra, el sexagenario millonario tiene buena salud, factor clave para que “Super Mario” siga su aventura en altamar, dado que las navieras prohíben que una persona que precisa de cuidado médico constante suba a bordo.