A partir de la entrada del invierno, el 21 de diciembre, y hasta finales de febrero, se prevé que “La Niña” afecte a México de forma relativamente débil; sin embargo, podría exacerbar la sequía en el noroeste y prolongar la temporada de lluvias con algunas “importantes” en el centro y suroeste.
El más reciente pronóstico del Centro Mundial de Producción de Predicciones a Largo Plazo de la OMM (Organización Meteorológica Mundial) alerta que hay un 55 por ciento de posibilidades de que se produzca ese panorama.
En tanto, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) pidió “una acción mundial inmediata” para abordar los impactos inminentes de La Niña, uno de los más severos fenómenos meteorológicos del año, caracterizado por el enfriamiento de las aguas del Pacífico central y oriental.
La FAO elaboró un “Plan de Acción Anticipatoria” para “proteger a los millones de personas en riesgo”, en vista de “los potenciales impactos devastadores” de La Niña, cuya mayor “amenaza” se centra “en la seguridad alimentaria mundial”, explicó el organismo en comunicado.
El plan “detalla las respuestas para actuar antes de las amenazas, salvaguardar los medios de vida de las comunidades rurales, y ayudar a las comunidades agrícolas a mitigar los efectos negativos sobre la agricultura y la producción de alimentos”, según El País.
América Lutz, investigadora del Colegio de Sonora, especialista en gestión del agua en zonas áridas y adaptación al cambio climático, recordó que La Niña ocurre cuando la temperatura del agua está 0.50 por debajo de la media histórica, sostenida por más de cinco meses.
“Dicen los expertos que a partir de diciembre y el primer trimestre de 2025 hay posibilidad de 60 por ciento que se desarrolle La Niña, para el continente eso significa menos sequía porque hay menos agua evaporándose en el mar y menos humedad disponible.
“Lo difícil es que el cambio climático alterará los patrones naturales de la Tierra: el monzón de Norteamérica que trae lluvia en verano; los lugares muy lluviosos lo serán más, y los secos lo serán aún más, los cambios serán aún más impredecibles”, afirmó Lutz.
Foco rojo
Para el noroeste de México —donde la sequía afecta al territorio sonorense—, las temperaturas aumentarán: más calor extremo, las lluvias disminuirán y el tiempo será mucho más impredecible. Estamos en una zona que es foco rojo del cambio climático”, advirtió.
La experta lamentó la inexistencia de políticas públicas adecuadas para gestionar la problemática por parte de las autoridades, que conocen la situación y el grave estrés hidrológico de las cuencas que abastecen el consumo humano y la producción de alimentos.
Tenemos décadas en crisis y nuestras respuestas siguen siendo las mismas: ¿dónde está ese liderazgo para medidas de adaptación distintas? Sabemos que hay sequía, focos rojos del cambio climático y no hacemos nada, es como si no supiéramos”, dijo.
Lutz explicó que, de acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), si en este momento los líderes del mundo, gobiernos y sector privado dejaran de emitir gases de efectos invernadero el daño ya estaría hecho.
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“Hay tanta dispersión que seguirían exacerbando el cambio climático, así que la propuesta es pasar de la mitigación hacia las medidas de adaptación, porque no hay una sola acción que se pueda tomar, sino que tienen que ser un conjunto de estrategias.
“Incluyen mejor gestión del agua, variar fuentes de abastecimiento, sembrar muchísimos árboles y procedimientos de diversificación de la economía, como reconversión de cultivos y reaprovechamiento del agua en los sectores agropecuarios e industriales”, finalizó Lutz.