Según datos de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED), Guatemala ha vivido una semana de fuerte inestabilidad geológica, tras una secuencia sísmica que ha superado los mil eventos desde el pasado 8 de julio. Esta situación ha dejado un saldo de siete personas fallecidas, nueve heridas y más de 12 mil damnificados.
La serie de movimientos telúricos tuvo como epicentro principal los municipios de Amatitlán y Alotenango, ubicados cerca de la Ciudad de Guatemala. El sismo más fuerte registrado alcanzó una magnitud de 5.7 grados, aunque al menos 36 de los temblores fueron percibidos por la población.
De acuerdo con el comunicado oficial emitido por CONRED, la secuencia sísmica continúa activa y mantiene en alerta a las autoridades. Muchas de las viviendas afectadas sufrieron daños estructurales, y más de dos mil hogares han sido reportados con afectaciones, algunas de ellas graves.
Uno de los municipios más golpeados por la emergencia es Santa María de Jesús, en el departamento de Sacatepéquez. Según el alcalde Mario Pérez, alrededor del 50 por ciento de las viviendas del municipio, habitado en su mayoría por población indígena maya, presentan algún tipo de daño.
Actualmente, más de un centenar de personas permanece resguardado en albergues temporales, mientras el gobierno y organizaciones humanitarias reparten alimentos, agua potable, productos de higiene, frazadas y colchonetas entre los afectados.
Cabe señalar que, la actividad sísmica no es un fenómeno nuevo en el país. Tan solo en lo que va del año 2025, el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) ha registrado dos mil 797 sismos. La mayoría han sido de baja intensidad, pero los más recientes elevaron la alerta nacional debido a su frecuencia e impacto.
Durante los días 8, 9 y 10 de julio, se produjo una intensa oleada de sismos que afectó especialmente a los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Guatemala. Solo en 48 horas, se contaron 348 temblores, y 25 de ellos fueron suficientemente fuertes como para sentirse entre la población.
El INSIVUMEH atribuyó los sismos más significativos a la falla de Jalpatagua, que generó movimientos de 5.2 y 5.6 grados de magnitud con menos de media hora de diferencia entre ambos eventos. Esta falla, junto con la interacción entre las placas tectónicas de Cocos y del Caribe, mantiene a Guatemala en una zona de alta vulnerabilidad sísmica.
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Ante el riesgo de nuevos movimientos, CONRED declaró la alerta anaranjada institucional, por lo que suspendió actividades escolares y laborales en zonas específicas y desplegó brigadas de evaluación estructural en áreas como San Juan del Obispo y Palín, donde la infraestructura sufrió daños visibles.
Pese a que la frecuencia de los temblores ha disminuido ligeramente en los últimos días, las autoridades no descartan nuevas réplicas y llaman a la población a mantenerse informada y preparada. El monitoreo se mantiene activo las 24 horas, en coordinación con centros de análisis geológico nacionales e internacionales.
Con información de Excelsior.