El nombre de Andrew Mountbatten-Windsor, antes conocido como príncipe Andrés, vuelve a situarse en el centro de la polémica tras la publicación de una investigación del historiador británico Andrew Lownie, quien asegura que el exduque habría utilizado durante años el Palacio de Buckingham como un espacio privado de placer.
Según el investigador, autor del libro “Privilegiados: El auge y la caída de la Casa de York”, Andrés llevaba prostitutas al palacio de Buckingham con total conocimiento de su madre, la reina Isabel II, quien, pese a estar informada, decidió no intervenir.
“Durante años, llevó prostitutas al Palacio de Buckingham. Era algo habitual. Los empleados se quejaron, pero las denuncias fueron ignoradas”, reveló Andrew Lownie, en una entrevista con NewsNation.
El historiador detalló que el personal de seguridad y los empleados domésticos fueron advertidos de mantener silencio sobre las actividades del duque de York.
“A los guardias que se quejaban les dijeron: ‘Si quieren volver a patrullar Brixton, pueden hacerlo, pero si no, cállense’”, afirmó Andrew Lownie.
Isabel II “sabía perfectamente lo que sucedía”, pero optó por encubrir los excesos de su hijo, quien durante años se benefició de los privilegios reales para llevar una vida de lujo y escándalos.
Tras la muerte de la reina, según Andrew Lownie , cada vez más exempleados del Palacio de Buckingham están dispuestos a hablar. “Ya no tienen miedo. Ahora que Andrés ha sido apartado del poder, se sienten libres de contar lo que realmente ocurrió”, señaló, agregando que sigue recibiendo nueva información diariamente.
Entre las revelaciones más sorprendentes se encuentra un viaje a Tailandia, donde supuestamente el expríncipe solicitó la presencia de 40 prostitutas en su hotel durante cuatro días.
Andrew Lownie confirmó estos detalles en el pódcast Deep Dive, donde además explicó que el exduque utilizaba sus viajes oficiales como pretexto para fines personales.
Frente a la creciente presión mediática y las acusaciones, el rey Carlos III decidió retirar oficialmente los títulos reales y nobiliarios de su hermano menor.
Mediante una carta patente emitida el 3 de noviembre, Andrew Mountbatten-Windsor ya no podrá usar el estilo, título o tratamiento de “su alteza real” ni el de “príncipe”.
Además, fue retirado del Roll of Peerage, donde figuraba como duque de York desde 1986, y se le ordenó desalojar el Royal Lodge, residencia en los terrenos del Castillo de Windsor, debiendo mudarse a una propiedad privada en Sandringham. Para expertos, esta decisión marca el fin de la impunidad que rodeó al exduque durante décadas.
“Mientras la reina vivía, él estaba protegido. Pero con su muerte, el cerco se rompió”, indicó Andrew Lownie, quien asegura que la imagen pública de Andrés está irreparablemente dañada.
El historiador advierte que este apenas es “el comienzo de una larga lista de secretos” que saldrán a la luz, agregando: “Andrés pensó que nadie hablaría jamás. Pero los muros del Palacio de Buckingham también tienen memoria”.
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Aunque Andrés sigue negando todas las acusaciones, su reputación quedó marcada desde su relación con Jeffrey Epstein y las denuncias de Virginia Giuffre, cuya publicación póstuma reveló nuevos detalles.
Este caso se perfila como uno de los mayores escándalos en la historia de la familia real británica, tanto por la naturaleza de las acusaciones como por el presunto encubrimiento de su madre, la reina Isabel II.
Fuente: Excélsior
