Una polémica decisión ha puesto en el centro de la discusión al zoológico Tiergarten Núremberg, en Alemania, luego de que se confirmara el sacrificio de 12 babuinos sanos debido a la falta de espacio en sus instalaciones. La medida ha generado una ola de indignación entre organizaciones defensoras de los animales.
De acuerdo con el subdirector del recinto, Jörg Beckmann, los ejemplares fueron seleccionados con base en criterios internos. No se trataba de hembras gestantes ni de animales involucrados en estudios científicos. Los babuinos fueron sacrificados con disparos y, posteriormente, sus cuerpos se usaron para alimentar a otros animales del zoológico y para análisis científicos.
Asimismo, Dag Encke, director del zoológico, defendió la acción señalando que fue el resultado de años de evaluación. Afirmó que el grupo de babuinos había crecido hasta alcanzar los 43 individuos, lo cual superaba con creces la capacidad del área destinada a esa especie, que fue diseñada para albergar un máximo de 25 ejemplares y sus crías.
Según Encke, la sobrepoblación había generado conflictos dentro del grupo, lo que representaba un riesgo para el bienestar animal e incluso podía derivar en incumplimientos de las normas regulatorias europeas.
La noticia provocó una reacción inmediata por parte de activistas y organizaciones animalistas. Un grupo de siete manifestantes ingresó al zoológico para protestar, y una mujer llegó a pegarse las manos al suelo como señal de rechazo a la matanza de los primates.
Por su parte, la organización Pro Wildlife presentó una denuncia penal contra la dirección del zoológico, acusándola de mala gestión y de violar la legislación sobre protección animal. Laura Zodrow, portavoz del grupo, señaló que la decisión fue “innecesaria e ilegal”, y afirmó que existían alternativas que no se tomaron en cuenta.
El zoológico respondió a las críticas asegurando que, durante más de una década, se habían realizado esfuerzos para reubicar a los babuinos en otras instituciones. Informaron que entre 2011 y 2024, 16 ejemplares fueron trasladados a zoológicos en París, China y España. Sin embargo, ya no se encontraron más lugares dispuestos o con capacidad para recibirlos.
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En cuanto al control de la natalidad dentro del grupo, señalaron que se aplicó un programa de anticonceptivos que más tarde fue suspendido debido a su baja efectividad y a preocupaciones relacionadas con la salud de los animales.
El caso ha recordado a muchos el controvertido episodio ocurrido en 2014 en el zoológico de Copenhague, donde una jirafa joven fue sacrificada y posteriormente diseccionada frente al público, incluidos menores de edad. Los restos fueron utilizados para alimentar a los leones del recinto.
Con información de El Imparcial.