Al menos 64 personas han muerto al paso del huracán “Melissa'” por los países del caribe, especialmente por Haití y Jamaica, donde hay también al menos otros 20 desaparecidos.
La Dirección de Protección Civil de Haití ha constatado 31 muertos, 20 heridos y 21 desaparecidos hasta el pasado 31 de octubre, según la última actualización del organismo. Mientras, el último balance del Gobierno de Jamaica publicado este pasado sábado, ha elevado de 19 a 28 el número de muertos, de acuerdo con los datos publicados por la Oficina del Primer Ministro.
El huracán, que ya se ha ido debilitando y se dirige a Bermudas, también ha causado estragos a su paso por Panamá, donde han muerto cuatro personas -entre ellas dos niñas-, República Dominicana, donde ha muerto una persona, y Cuba, donde de momento no se han registrado fallecidos.
FENÓMENO METEOROLÓGICO MUY SECO
El huracán “Melissa“, considerado el más poderoso en casi 100 años dentro del Atlántico, no solo dejó una estela de destrucción a su paso por Jamaica, Haití, República Dominicana y Cuba, sino que también desconcertó a los expertos por una característica inusual: su extraordinaria sequedad interna y transparencia.
De acuerdo con el meteorólogo Mario Picazo, este fenómeno presentó un “ojo seco” excepcionalmente claro, con niveles de humedad tan bajos que permiten distinguir con nitidez el interior del ciclón, algo muy poco común incluso en tormentas de categoría 5.
Asimismo, los análisis satelitales revelaron que el huracán “Melissa” tenía un ojo casi perfectamente circular, carente de nubosidad y con una marcada diferencia entre su núcleo despejado y la densa pared de nubes que lo rodeaba. Las mediciones de vapor de agua alcanzaron valores mínimos, registrando temperaturas de brillo cercanas a los −4.75 grados Celsius, señal de un aire extremadamente árido en su interior.
Esta inusual condición meteorológica, según explicó el especialista, se originó por una combinación de factores que favorecieron la simetría y estabilidad del sistema: aguas oceánicas muy cálidas, escasa cizalladura del viento y una eficiente ventilación en los niveles superiores de la atmósfera.
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Mientras el huracán se intensificaba, corrientes de aire cálido y húmedo ascendían violentamente alrededor del ojo, pero al llegar a la parte superior de la tormenta, el aire se enfriaba, descendía de nuevo y se comprimía, secándose aún más. Este proceso, conocido como calentamiento por subsidencia, eliminó prácticamente toda la humedad dentro del núcleo del ciclón.
El resultado fue un contraste impresionante: una zona central completamente despejada y tranquila rodeada por un anillo de nubes densas y vientos devastadores. El experto señaló que cuanto más organizada y poderosa es la circulación interna de un huracán, más pronunciado es este fenómeno de “ojo limpio”.
Las imágenes captadas por satélite fueron calificadas por la comunidad meteorológica como “de las más impactantes jamás vistas”. En ellas se observa un hueco translúcido en el corazón de la tormenta, un espectáculo visual que, si bien fascinó a los científicos, también confirmó la magnitud del poder destructivo de “Melissa“.
Con información de Europa Press.
