Iniciaron los trabajos de restauración de un costado de la muralla del foso del fuerte de San Felipe de Bacalar, afectado por las lluvias, desde donde se aprecian espectaculares e idílicas vistas de la espectacular “Laguna de los Siete Colores”.
El martes 5 de noviembre, el Centro INAH Quintana Roo activó el protocolo para la aplicación del seguro institucional para monumentos históricos que son propiedad de la nación, caso de ese inmueble ubicado en el Pueblo Mágico de Bacalar.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) inicio la restauración de un tramo de 50 metros cúbicos de la muralla del foso perimetral del fuerte, que sufrió un derrumbe parcial por el reblandecimiento de su mampostería por las lluvias de junio pasado.
Margarito Molina Rendón, director del Centro Quintana Roo, señaló que en años recientes se han atendido también afectaciones causadas por condiciones ambientales y climatológicas en otras edificaciones históricas.
Citó el templo del Niño Jesús, en Tihosuco; el templo de Nuestra Señora de Guadalupe, en X-Cabil, y la capilla de San Juan Bautista, en X-Querol, así como dos templos en Sacalaca y Sabán, mediante el Programa de empleo temporal.
El fuerte de Bacalar, como se le conoce, es uno de los inmuebles más significativos de la arquitectura histórica y el patrimonio cultural de ese estado, además de haber sido un histórico bastión contra ataques piratas del siglo XVIII.
Ubicado a orillas de la laguna de Bacalar, fue construido en 1733 a instancias del gobernador de la entonces Capitanía de Yucatán, Antonio de Figueroa y Silva Lazo de la Vega, para controlar el avance de los asentamientos ingleses en la frontera sur novohispana.
También fue importante en la guerra social maya, ya que, en 1858, fue tomado por los mayas rebeldes, acto que obligó a la población mestiza y criolla de Bacalar a refugiarse en el norte de Belice.
El INAH trabaja en los sitios mencionados con la gestión oportuna de recursos: “No se han desatendido los daños por siniestros en el patrimonio histórico, que aquí son causados a menudo por la humedad, lluvias, huracanes y escurrimientos de agua”.
Sobre el segmento de muro perimetral en restauración, se trata de dos tramos contiguos que suman cinco metros lineales y 50 metros cúbicos en los que se aplican morteros, cal en pasta y polvo de piedra para evitar el uso de cemento.
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“Al integrarse a la mampostería, a mediano plazo la humedad se concentra al interior de los muros y repercute en deterioros posteriores mayores”, citó Molina Rendón.