Cancún, Quintana Roo.- Una serie de asesinatos y desapariciones han puesto en alerta a los trabajadores de la construcción en Cancún, donde la delincuencia organizada ha tomado como objetivo a estos individuos, convirtiéndolos en distribuidores de narcomenudeo, enlaces y halcones, con consecuencias mortales para aquellos que se resisten.
De acuerdo a una investigación de Reforma, albañiles serían víctimas directas de la delincuencia organizada.
Esta situación no ha sido atendida por la presidenta de Benito Juárez, Ana Paty Peralta.
Desde el inicio del año 2024, nueve albañiles han sido brutalmente ejecutados por bandas criminales, mientras que tres personas más fueron halladas sin vida en una fosa clandestina, presuntamente vinculada a estos grupos delictivos que someten a los trabajadores de la construcción.
Según información de Reforma, en al menos dos de los casos las ejecuciones y destazamientos ocurrieron como consecuencia de no poder pagar una deuda de tan solo 4 mil pesos.
El pasado 8 de febrero, la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo logró la detención de ocho personas, seis adultos y dos menores de edad, pertenecientes al grupo criminal “Los Bonfil”, acusados del multihomicidio de cinco personas cuyos cuerpos fueron encontrados en el interior de un taxi.
El Ejido Alfredo V. Bonfil, ubicado en las cercanías del Aeropuerto Internacional de Cancún, ha sido identificado como el epicentro de estas actividades criminales.
Con una población de alrededor de 20 mil habitantes, el ejido se ha convertido en un bastión de poder y refugio para los grupos delictivos que operan en la región.
El grupo criminal conocido como “Los Bonfileños”, liderado por Daniel Hernández García, alias “El 60”, ha emergido como una fuerza dominante en la disputa por el control del narcomenudeo, la extorsión y la trata de personas en la zona.
En enero de este año, este grupo perpetró la ejecución de cinco albañiles, cuyos cuerpos desmembrados fueron abandonados en un taxi con un mensaje amenazante.
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La violencia desatada por estas bandas criminales ha sembrado el terror entre los trabajadores de la construcción en Cancún, quienes se ven obligados a cumplir funciones como distribuidores de drogas y a enfrentar graves consecuencias en caso de oponer resistencia.