Cancún.- En esta ciudad, como en el resto del país, las nuevas generaciones le tienen menos apego a la lectura, pero incluso quienes todavía tienen este hábito lo hacen con material cada vez peor, como sagas juveniles de moda o libros de autoayuda, comentaron dos vendedores de libros, entrevistados por separado durante una feria instalada cerca del Palacio Municipal.
Édgar Pérez Anaya incluso comentó que se niega a vender ese material, a pesar que es lo más solicitado, porque no le parecen lectura buena, prefiriendo recomendar mejores títulos.
Indicó que personas mayores todavía piden los clásicos, aunque cada vez más y más se reduce la variedad de los mismos: siempre es la Odisea, Don Quijote, La Divina Comedia y algunos otros.
“Hay otros como (Gustave) Flaubert, (Fyodor) Dostoievski, (Emile) Zolá, que parecen haber caído al olvido”, indicó.
Además de literatura, en su nutrido stand tiene apilados amplios volúmenes de matemáticas, sociología, política, psicología y otras ramas del conocimiento, que él comentó que son de los artículos que más vende. Incluso tiene algunas rarezas, como primeras ediciones y libros autografiados, a un mayor precio.
Sobre la brecha generacional y el menor interés por la lectura, indicó que mucho es por la competencia con los dispositivos electrónicos, en los que muchos jóvenes dedican gran parte de su tiempo libre, sin que esto les genere gran beneficio.
Incluso a su hija le pasó una novela romántica y ella le comentó que era como leer la historia del “crush” de alguien.
“He notado que la retención de datos se les dificulta mucho más. Si necesitan saber algún dato, lo pueden hallar sin problema en internet, pero después de usarlo, ya no recuerdan qué es lo que buscaron; no aprenden en realidad”, opino. “Eso no ocurre con un libro, porque de las letras e imágenes algo te queda”.
CALIDAD DE LECTURA HA DECAÍDO
Por su parte, David Quirós, quien tiene un puesto también retacado de libros de todo tipo, señaló que todavía se lee, pero es la calidad de la lectura la que ha decaído mucho.
“Hay libros que no queremos vender, pero la gente los pide”, comentó.
A diferencia de su compañero, él sí cuenta con algunos de estos títulos, pero también prefiere recomendar mejor lectura.
Al pedirle ejemplos, mencionó al brasileño Paulo Coelho, “quien se hizo famoso por ‘fusilarse’ obras mejores de forma más sencilla”, dijo con sorna, “también piden los libros de superación personal”.
Sin poder ocultar su disgusto hacia este género, señaló que la literatura, incluso los cuentos infantiles, traen una mejor sabiduría y consejos de superación que estas fórmulas prearmadas.
“La Caperucita, en su versión original (de Charles Perrault), termina cuando el lobo se la devora; fue después que los Hermanos Grimm la modifican con que es tragada entera y que después la rescatan. Originalmente trae la moraleja de que jovencitas no deben confiar en extraños, es una lección tan firme que todavía sirve el cuento para evitar que un niño sea abusado o secuestrado”, dijo. “Si queremos superación, hasta podemos empezar con cuentos clásicos”.
PERFIL DEL MEXICANO
Ayer, comentó, llegó un niño de 10 años a comprar La Isla Misteriosa (de Julio Verne), y que ya había leído tres versiones de la Iliada, para entender mejor a Héctor. Su padre confesó que no lee nada, pero que siempre ha inculcado este hábito en su hijo.
“Creo que todos debiéramos ser como él, si todos hiciéramos esta labor, autoridades, familias, nosotros libreros, para vender una mejor calidad de libros, tendremos mejores lectores”, comentó.
La vez pasada, añadió, notó que en Cancún todos estaban más interesados en leer periódicos amarillistas, algo que ha sido reemplazado ahora, pero por idénticos portales de internet.
“El libro se vende, pero por recomendación. Todos tenemos que auxiliar a propagar este conocimiento”, concluyó.
En esta feria, a un costado del Palacio Municipal, hay cerca de 8 mil títulos distintos. Durará hasta al menos este domingo, con la posibilidad de extenderse por otra semana. El horario es desde las 2 de la tarde hasta 11 de la noche