Cancún.- Las iglesias católicas mantiene estrictas medidas de seguridad, como la sana distancia entre los feligreses, el uso obligatorio de cubrebocas y la medición de temperatura para evitar contagios de coronavirus, desde que se les permitió que reanudaran sus actividades presenciales.
En la catedral de Cancún, que se ubica en el “Ombligo Verde” el servicio religioso de mediodía de hoy domingo fue oficiado por el Obispo Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, quien superó el contagio del Covid-19 y todos los participantes usaron cubrebocas, gel y observaron la sana distancia.
En su mensaje, Monseñor habló sobre la importancia de la perseverancia en la oración, “la oración perseverante del corazón atribulado nunca se queda sin respuesta, pero además nos hace crecer en la fe, en la esperanza y en el amor”, les dijo a los pocos asistentes.
A su explicación agregó que es curioso notar cómo la mujer cananea le dice a Jesús: “ten compasión de mí” cuando ella en realidad no tiene el problema sino su hija que es terriblemente atormentada por el demonio.
“No le dice ‘en compasión de mi hija’, sino, ten compasión de mí. En ese ‘mí’ va el gran amor de una madre por su hija. Orar es amar. Orar es abrir tu alma a la persona por la que oras. Orar es una declaración de amor por las personas, que tienes en tus súplicas. Orar es derramar tu cariño, sobre los que más quieres y sentir el cariño de lo que rezan por ti. Rezar por alguien y que recen por ti, es mucho más que estar sólo en su memoria, es estar en su corazón”.
Antes de la pandemia en la Catedral los domingos se celebraban varias misas, algunas de ellas congregando hasta unas 500 personas; ahora solo 50 personas como máximo pueden asistir.