Cancún.- Nuevamente surgen acusaciones de invasión de terrenos en la zona cercana a la calle Nochebuena, sobre la avenida Guayacán, al ingresar Claudio Castro Villagrán maquinaria pesada y trabajadores para retirar vegetación y destruir la barda sobre un terreno que Guadalupe Gómez Álvarez asegura que tiene la posesión desde hace décadas.

El padre de Guadalupe, Francisco González, compró estas dos hectáreas al Ejido Bonfil hace 23 años, lo que consta en los comprobantes de pago, contrato de compraventa y cesión de derechos avalada por la asamblea. Sin embargo, muchos años después, exigió la devolución del terreno, caso que se fue al Tribunal Unitario Agrario, que sentenció, en el caso 41/1998, que los ejidatarios pueden recuperar esta tierra, devolviendo lo pagado, intereses y las mejoras realizadas, que incluye la electrificación y camino de acceso.

Eso nunca sucedió, pese a lo cual ahora apareció en el lugar Claudio Castro Villagrán y colocó carteles de “terrenos en venta”, además de introducir a trabajadores y maquinaria pesada para desmontar y retirar la barda perimetra.

“Fui a Chetumal para informar al Tribunal, porque no se ha entregado el terreno, en tanto que no se resuelva este tema, pero ya comenzaron a vender y retiraron la barda”, comentó la quejosa.

Ella llamó a la policía, que vino y le recomendó llevar el asunto al Ministerio Público, instancia a la que Castro Villagrán ya acudió para acusarla a ella de invasión.
“Yo continúo peleando por mi posesión. No me aferro al terreno, pero no me pueden sacar y dar una patada; que me cumplan lo sentenciado”, reclamó.
“Aquí era puro monte, pero ahora que existe la Guayacán, les entra la ambición y todos quieren invadir, cuando nosotros hemos invertido y cuidado este lugar hace décadas”, añadió.

La agraviada sabe que esta persona muestra un título del ejido, pero por ser posterior a la sentencia del Tribunal Unitario Agrario, se trata de un trámite sin valor legal.
Claudio Castro Villagrán ha estado detrás de varios intentos de despojo en los lotes junto a la calle Nochebuena, vendidos por el padre de Guadalupe a cerca de 20 vecinos, que lograron que les aceptaran un interdicto para impedir que se perturbe su posesión, en tanto avanza el caso por vía civil.

Estas familias le compraron estos lotes al padre de Guadalupe, Francisco González Gómez, que recibió pagos mensuales cobrados por su secretaria, Andrea Gómez Regalado. Sin embargo, después el ejido desconoció esta venta y la volvió a enajenar.

La compradora fue la secretaria de Francisco González, Andrea Gómez Regalado, que de inmediato las entregó a un tercero como dación de pago por un supuesto adeudo, quedando muchos de estos terrenos en poder de Claudio Castro Villagrán.