CANCÚN, 11 de julio de 2024.- Hay un par de días al año en los que ocurre un fenómeno arqueoastronómico: no se proyectan sombras de personas, edificios u objetos verticales en lugares cercanos al ecuador: es el Día sin Sombra y ocurre al sur de México, Centroamérica y el Caribe, así como en el norte de Sudamérica.
El primer día de sombra cero en México durante 2024 fue el viernes 17 de mayo (13:03, hora del centro) y el próximo será el jueves 25 de julio (14:13, hora del Sureste). Las horas podrían variar, según un simulador, pues se trata de una herramienta para mostrar el momento aproximado del evento.

El fenómeno se caracteriza por la posición del sol en su cenit, lo que provoca que los objetos apenas proyecten sombras o incluso ninguna; también se le conoce como “Paso Cenital del Sol”, según información de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
Durante el peculiar momento, que la NASA también cita como Zero Shadow Day (ZSD por sus siglas en inglés), objetos y personas no proyectan sombra, fenómeno que ocurre exactamente al mediodía, aunque puede variar según la zona horaria.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por su parte, explica que solo entre los trópicos de Cáncer y Capricornio es donde se da el fenómeno, y que en México ocurre dos veces al año: entre la segunda mitad de mayo y la primera de junio, y se repite en el verano, entre junio y agosto.

“Con el sol cenital, al mediodía, de repente no hay sombra. Ese día puedes colocar un bastón o ver un monumento en forma de columna y notar que no tiene sombra”, añade la UNAM, y es que los objetos cilíndricos suelen ser mejores para apreciar a plenitud el fenómeno.
“El paso del sol ocurre cuando la posición del astro es completamente vertical, ocupando el lugar más alto en el cielo, lo que únicamente sucede dos días al año. El fenómeno sólo es perceptible en regiones situadas al sur del Trópico de Cáncer y al norte del de Capricornio.”
“El hecho de que la Tierra gire alrededor del sol, y la inclinación vaya cambiando a lo largo de su órbita en el año, hace que el astro rey vaya «subiendo» respecto al horizonte, hasta que llega a estar exactamente sobre nuestras cabezas”, detalla la UNAM.
