El oso polar Tongki, vivió una vida deprimente y cruel durante 21 años en el parque temático. Desafortunadamente perdió la vida poco después de ser rescatado.
Los animales obligados a salir de su hábitat, la gran mayoría de los que viven en acuarios, zoológicos o incluso en circos han sido llevados ahí a la fuerza y obligados a abandonar a sus familias.
Precisamente algo parecido le ocurrió a Tongki, un oso polar de 24 años que permaneció encerrado todos estos años en un parque temático llamado Everland, en Corea del Sur.
Tongki era el último oso polar que había conseguido sobrevivir en este país y había conseguido ser trasladado a un nuevo santuario para que pudiera comenzar su vida de nuevo en un lugar mejor. Desgraciadamente unos días después de su traslado, este pobre oso se encontró sin vida.
Las condiciones en las que vivía eran inadecuadas en este zoológico, en los meses de verano la temperatura es superior a la que normalmente están habituados.
En esta temporada el oso polar pasaba la mayor parte del tiempo en una piscina que no tenía mucha profundidad. Se quedaba horas y horas inmóvil mientras veía cómo los visitantes le tomaban fotos.
La situación era desesperada para el oso, pues entre miles de visitantes y la temperatura ascendía a los 32º. No podía salir del recinto, no podía esconderse, no podía escapar. Lo único que podía hacer era quedarse ahí todo el tiempo viendo a su vida pasar entre esas cuatro paredes.
Muchos defensores de los animales como el grupo de Action For Animals estaban en desacuerdo con la situación en la que se encontraba, por lo que esta fundación realizó una petición para reubicarlo.
Miles de personas firmaron la petición. Con la presión de la petición, el zoológico no tuvo otra opción que anunciar que Tongki iba a ser trasladado a un santuario de osos polares ubicado en Gran Bretaña.
Finalmente llegó el día en el que Tongki por fin pudo ser feliz al ser rescatado y trasladado a su nuevo hogar donde estuvo pocos días antes de fallecer. En dicho parque de vida salvaje en Gran Bretaña disfrutó de la nieve, de las temperaturas frescas y del hielo hasta que su vida llegó a su fin.
Lamentablemente Tongki perdió la vida y no pudo disfrutar más de un lugar perfecto para él, esto es algo triste pero su historia debe ser una motivación para poder luchar y así salvar la vida de miles de osos polares que actualmente todavía siguen en cautiverio.