Amanda Gommo, de 51 años, contó que todo sucedió mientras dormía. Lo que la despertó fue la sensación de que algo salía de su boca.
“Estaba durmiendo la siesta cuando sentí que algo salía a chorros de mi boca”, contó.
Con el mal sabor por horas y asco, la mujer se la pasó vomitando. Mientras que al perrito lo llevaron al veterinario, pues no dejaba de defecar.
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Resultó que tenía un virus estomacal. Pasó poco tiempo y la mujer comenzó a sentirse también mal. Según Daily Mail, la mujer tenía los mismos síntomas que el chihuahua. Llegó al médico, 48 horas después del suceso, de urgencia. Se sentía deshidratada y tenía fuertes calambre. Tras tres días internada, salió. Sin embargo, las molestias continuaron, por lo que volvió a ser hospitalizada:
“Desde el momento en que me enfermé hasta que me pusieron el goteo, no pude comer nada. Enviaron una ambulancia la segunda vez, y estaba tan deshidratado por estar enfermo y tener diarrea que mis riñones se habían reducido a la mitad de su tamaño. Me mantuvieron en el hospital durante tres días hasta que eliminaron la infección a través de un goteo. Mi nota de alta decía que había sufrido una infección gastrointestinal causada por un perro que defecaba en mi boca, algo que los médicos nunca habían presenciado antes”, compartió.
Finalmente, la protagonista de esta historia aclaró que no está molesta con su mascota, pues no es que lo hiciera con una mala intención.
Con información de: Milenio