Brasil.- El Supremo Tribunal Federal rechazó un hábeas corpus que la defensa del ex presidente solicitaba para que sólo fuera a prisión cuando no le quedaran más recursos ni en tercera ni en última instancia judicial.
Sergio Moro, implacable
Después de que analicen los nuevos recursos de la defensa, podría llegar la orden del juez Sergio Moro.
Moro, se ha convertido en un ícono de la lucha contra la corrupción para los brasileños.
Fue, este quien emitió la condena contra el ex presidente, contra otros políticos y empresarios involucrados en la Operación Lava Jato.
Ex presidente a un paso de la cárcel
El ex presidente, así como su abogados y la Policía Federal de Curitiba saben que está a nada de la a un paso de la cárcel.
Acorde al periódico O Globo, se intensificaron los preparativos para recibir a Lula en la ciudad.
Además informó el diario, que la policía ya está adaptando la celda que lo recibirá.
Se dio a conocer que el ex presidente tendrá un cronograma restringido de horas para ver el sol.
Y durante los primeros meses no recibirá visitas de familiares en conjunto con otros detenidos.
Cambio de planes
En un inicio, Moro había planeado que Lula fuera recibido en la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba.
Instalaciones que alojan a otros detenidos vinculados en la Operación Lava Jato que negocian beneficios a cambio de información.
Entre ellos, se encuentran, Eduardo Cunha, ex diputado y ex presidente de la Cámara de Diputados del Congreso de Brasil.
Dicho personaje fue acusado de recibir sobornos en el escándalo que involucra a la empresa estatal Petrobras.
Lula estaría sólo en un primer momento ahí, ya que su seguridad se pone en riesgo.
Convivirá con enfermos
Acorde a Folha de Sao Paulo, para garantizar su estadía, el ex mandatario lo trasladarán al Complejo Médico Penal de PinhaIs (CMPP), en la Región metropolitana de Curitiba.
En este complejo, hay 659 presos y es una cárcel destinada a presos enfermos o con problemas psiquiátricos.
Aunque también hay detenidos de cuello blanco y ex policías. Los albergan ahí, para protegerlos de las violentas extorsiones de los presos comunes.
Las celdas son de 12 metros cuadrados y están divididas por portones de rejas metálicas.
Cada una con dos presos, pero en el caso de Lula, se cree que estaría solo.
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Todos visten el uniforme naranja de los reclusos, y pueden tener televisión, siempre y cuando sea llevada por sus familias.
