Surgen más víctimas que denuncian haber sufrido abuso sexual por parte del profesor Enrique Velasco Garibay al interior del colegio ECAB Cancún.
María José Ortíz Mena era una niña cuando en 1986, a sus seis años de edad, conoció al matrimonio integrado por Enrique Velasco Garibay y Camila Simhon, quienes eran sus vecinos en Cancún.
En ese entonces Cancún no era el gigante turístico que era ahora, era una comunidad que atraía lo mismo a familias que a depredadores.
La pareja la invitó a inscribirse en el Colegio ECAB Cancún, plantel que estaban abriendo sobre la López Portillo y donde Camila era dueña y directora mientras que Enrique Velasco Garibay fungía como docente.
María José comenta que de pequeña no reconocía el abuso como tal, pues este fue sin violencia y comenzó como un juego. Fue escalando: al inicio como a la anterior víctima que dio su testimonio a Quinta Fuerza, la sentaba en sus piernas y le acariciaba la espalda.
Después tocaba sus partes íntimas. “Tenemos como teoría que sí se acercaba a las familias que tenían como alguna especie de condición diferente”, recuerda María José.
En esa época en Cancún había una población sui géneris, con habitantes que llegaban del entonces Distrito Federal y otras ciudades a probar suerte. “Casi todas mis amigas eran de madres divorciadas, o solteras o con el papá por ahí o que de plano no figuraba, siempre era una situación complicada con el papá”.
En su caso, su padre era presente y siempre estaba en casa, pero al padecer epilepsia, su madre le encargaba a Enrique Velasco (vecino y profesor, por lo cual le tenía confianza) estuviera pendiente, ya que los ataques epilépticos eran frecuentes e inesperados.
Uno de sus recuerdos perturbadores es cuando al ser amiga de la hija de la pareja, iba frecuentemente a su casa y se bañaba ahí. Enrique Velasco Garibay se metía desnudo con ellas y la enjabonaba, “esa sensación la tengo, él era flaco con dedos huesudos, era muy desagradable, todo el tiempo nos estaba tocando, nos enseñaba su pene”.
Camila también estaba desnuda gran parte del tiempo frente a las niñas. María José no le contó en su momento nada a sus papás, puesto que pensaba que era normal ya que todo el abuso por parte de Enrique Velasco era frente a su esposa y a su hija.
En su inocencia, no cayó en cuenta que Camila Simhon sería cómplice también. Al no poder procesar lo que vivía empezó a comportarse de manera rebelde, por lo que su mamá pidió consejo a Camila, sin saber que podría ser victimaria.
“Eran mis vecinos, iba a su casa a jugar con Daniela o a hacer la tarea. Era tan descarado porque hacía la tarea y nos metía el dedo, nos acariciaba la vulva, nos masturbaba todo el día”.
Un día el padre de María José entró al baño del ECAB Cancún, pero al verlo tan sucio reclamó a Camila, por lo que se hicieron de palabras y decidió sacarla de la escuela.
Con eso la salvó de seguir siendo abusada sexualmente después de tres años de tortura.
Por diversas circunstancias, la volvieron a inscribir en el ECAB Cancún y cuando iba en secundaria él llegó a sacudirle la tierra de su short, manoseándola. “Me acuerdo que me metía la mano por abajo del short, me quedé helada”. Los padres de María José NO SABÍAN nada de los abusos que sufrió, ya que ella lo reveló hasta edad adulta.
“Había un compañero del salón al lado y en recreo convocó a una junta a todo el salón, nos dijo que cuanto tiempo permitiríamos más que ese tipo nos siguiera abusando”.
La víctima decidió hacer pública su denuncia para que padres de familia se pongan en alerta y no haya más niñas abusadas por Enrique Velasco.
Y es que tuvieron conocimiento que ha brindado talleres de locución para niñas de la Zona Maya, quienes podrían ser aún más vulnerables que las víctimas del Colegio ECAB Cancún.

Para María José, la información es clave para evitar el abuso infantil. Que padres de familia hablen con sus hijos y les enseñen que conocidos también abusan, que su cuerpo no debe ser tocado por nadie y que siempre deben levantar la voz.
Extremar precauciones nunca es exagerar.