En la comunidad de Tahdziú, Yucatán, brilla la figura de Angelito el “Niño Mayero”, un pequeño que se ha convertido en símbolo de orgullo y preservación de la cultura maya.
Con más de 120 mil seguidores en Facebook, Angelito promueve el idioma y las tradiciones mayas, cautivando a su audiencia con su carisma y compromiso cultural.
Detrás de Angelito está Martín, su padre, un joven de 23 años que combina su rol de director de imagen municipal de Tahdziú con el trabajo de dar vida al personaje en redes sociales.
Martín, además de ser el creador de los contenidos que impulsan a Angelito, es padre de familia y un comprometido miembro de su comunidad. Durante la pandemia de COVID-19 y hasta la actualidad, ha trabajado arduamente para apoyar a las personas más necesitadas, sumando esfuerzos para marcar una diferencia en su entorno.
Martín reconoce que su camino no ha estado exento de retos, enfrentando críticas por su apariencia, sus tatuajes y decisiones del pasado. Sin embargo, está decidido a demostrar que los juicios superficiales no definen a una persona. “Soy una persona y jamás puedo ser perfecto, pero Angelito y yo estamos poniendo el nombre de Yucatán en alto”, asegura con orgullo.
A través de Angelito, Martín busca no solo promover la cultura maya, sino también cambiar perspectivas sobre lo que significa ser un creador de contenido.
Explica que este trabajo requiere esfuerzo, responsabilidad y dedicación, y recalca que todo lo logrado es fruto del trabajo y la fe: “Nunca hemos pedido a la gente que nos regale dinero; todo lo que tenemos es gracias a Dios”.
Además: De la zona maya para el mundo: conoce la auténtica mermelada de pitahaya
Con humildad, Martín invita a quienes lo juzgan a visitarlo y conocerlo en su entorno, para entender el verdadero valor de su labor y su compromiso. “Si todavía piensas que soy alguien diferente, te invito a mi pueblo, a mi casa, y platicamos con un refresco y charritos”, añade.
El impacto de Angelito, el “Niño Mayero”, trasciende las redes sociales, mostrando que la cultura maya sigue viva y que, desde las raíces, es posible inspirar y transformar.