Es común que los estudios de fotografía utilicen retratos de sus clientes para promocionar sus servicios en redes sociales o en sus propios espacios. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando las fotos de boda pertenecen a parejas que ya se han divorciado? Este tema ha generado controversia a raíz de un caso que se volvió viral en redes sociales.
Jonnathan Sánchez, un joven residente del municipio de Escobedo, Nuevo León, compartió en redes sociales una fotografía de su boda que todavía se exhibía en la pared de un estudio fotográfico local, a pesar de que ya está divorciado. La imagen, tomada en el estudio “Alan Color”, muestra el retrato de boda de Jonnathan con su ex pareja, lo que lo llevó a expresar su descontento públicamente.
“Eh, alguien dígale al señor de Alan Color que ya me divorcié, jajaja. Ya no quiero ser su modelo jajajajaja”, escribió Jonnathan en su publicación. Su comentario rápidamente desató una ola de reacciones en línea, con muchos usuarios mostrando simpatía y otros encontrando humor en la situación.
Algunos comentarios reflejaban la empatía hacia Jonnathan: “A veces pienso que la vida me trata mal, hasta que vi tu caso”. Otros hicieron notar que la imagen de Jonnathan y su ex pareja no era la única en el estudio, mencionando que había otras dos fotografías en tamaño más pequeño y que, para colmo, el fotógrafo había colocado tres retratos en la entrada del lugar.
“Y para el colmo tiene 3 y en la mera entrada JAJAJAJA. Ya te hiciste viral, amigo”, comentaron algunos usuarios, subrayando la ironía de la situación. La viralización de la publicación ha generado un debate sobre el uso de las imágenes de clientes para fines promocionales, especialmente cuando las circunstancias personales han cambiado.
Hasta el momento, no se ha conocido la reacción del estudio “Alan Color” respecto a la petición de Jonnathan de retirar su retrato de boda. La situación pone en evidencia la necesidad de establecer acuerdos claros entre fotógrafos y clientes sobre el uso de las fotografías, para evitar malentendidos y situaciones incómodas.
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En conclusión, el caso de Jonnathan Sánchez ha resaltado una problemática poco discutida en el ámbito de la fotografía profesional: el derecho de los clientes a controlar la utilización de sus imágenes, especialmente en contextos personales delicados como el de un divorcio. La historia continúa generando comentarios y reacciones en redes sociales, donde los usuarios siguen mostrando su apoyo y humor ante la curiosa situación.
Con información de Milenio