El gobierno de Colombia autorizó esta semana la venta de la flor de cannabis en farmacias, exclusivamente para fines medicinales bajo receta médica, marcando un paso histórico en el desarrollo del cannabis medicinal en el país, aunque aún restan regulaciones adicionales para su aplicación completa.
La autorización para la venta de la flor de cannabis en Colombia era un paso esperado desde hace más de tres años, ya que permite completar el ciclo del cannabis medicinal en el país: desde su cultivo y transformación, hasta la exportación y ahora el uso nacional de la flor, consolidando un mercado regulado y accesible para fines médicos.
Desde 2016, cuando Colombia legalizó el cannabis medicinal, los derivados como extractos y aceites eran los únicos permitidos, mientras que el consumo de marihuana recreativa sigue restringido a uso personal con un máximo de cinco gramos.
Hasta 2024, el gobierno otorgó más de tres mil licencias para siembra y transformación de cannabis medicinal, según datos del Ministerio de Justicia de Colombia. Con la autorización para vender la flor, los productores buscan acceder a un mercado más amplio.
“La mayoría de la marihuana medicinal que se consume en el mundo se utiliza en flor seca, no en extractos, por eso era importante que se autorizara”, explicó Julián Quintero, director de Acción Técnica Social, entidad enfocada en regulación de drogas y reducción de daños.
Colombia se une así a países de la región que permiten el uso medicinal del cannabis, como Uruguay, Argentina, Chile, Panamá y Perú, aunque sólo Uruguay permite su uso recreativo.
La garantía ofrecida por el Gobierno colombiano genera dudas que deberán resolverse en los próximos cinco meses, cuando las entidades estatales emitan la reglamentación que permita que la flor de cannabis sea considerada un producto terminado, sin necesidad de transformación.
El doctor Ricardo Urbina, especialista en cannabis medicinal, celebró la normativa, destacando que la flor inhalada genera un efecto rápido, útil para síntomas agudos como ansiedad o náuseas por quimioterapia, a diferencia de los derivados sublinguales que tardan más de media hora.
Julián Quintero, advirtió sobre el riesgo de que la falta de regulación de la marihuana recreativa lleve a consumidores a acudir al cannabis medicinal como vía de acceso.
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Además, coincidió en que el impacto real dependerá de cómo se definan los parámetros técnicos, sanitarios y comerciales, enfatizando la necesidad de mantener criterios claros para garantizar la confianza médica y la competitividad del sector.
Con esta medida, Colombia avanza en la implementación del cannabis medicinal, aunque especialistas y productores insisten en que la reglamentación definitiva será clave para consolidar su uso seguro y efectivo en el país.
Fuente: La Jornada
