Este tiburón llamado Rhincadon Typus es el pez más grande del planeta, ya que supera las 30 toneladas y mide hasta 20 metros de longitud; y a pesar de su tamaño éste se encuentra en peligro de extinción por la constante amenaza humana, como por ejemplo: la contaminación de los mares, pesca ilegal, degradación de sus hábitats y algunas malas prácticas en la actividad turística en cuanto a su avistamiento.
Enrique Sanjurjo, Subdirector de de Ecosistemas Marinos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) México menciona que en México y en todo el Mundo es una especie en peligro de extinción, al igual que todas las especies marinas, por el cambio climático, los microplásticos y el consumo directo de la carne de esta especie tan cotizada.
También manifiesta que todavía no se cuenta con mucha información de este animal, a pesar que hace 10 años reapareció en Bahía de la Paz y que existe mayor acercamiento de los científicos, así como del avistamiento turístico, “aunque con aproximaciones exageradas a los animales”.
El principal objetivo, es terminar el plan de protección para regular las tareas en esta zona; decretada en 2018 como refugio Nacional de esta maravillosa especie.
Un punto muy importante que también señala Enrique Sanjurjo, es proteger otras especies del Mar de Cortés, de los malos hábitos de observación de la ballena jorobada, ya que el consumo excesivo de alcohol puede deformar la experiencia de conservación. Ayudando de igual forma a zonas con gran afluencia turística como la “Riviera Maya”o la “Riviera Nayarit”.
El lugar principal de agregación del tiburón ballena se encuentra en la punta norte de la península de Yucatán. Los científicos a través del monitoreo en tiempo real con tecnología “GPS”, examinaron alrededor de 4200 fotografías de alrededor de 1200 tiburones ballena tomadas de distintas áreas de distribución. También es importante rememorar que esta especie cuenta con
De igual forma midieron la composición isotópica de sus tejidos y en cada región que habitan se reflejan en estos isótopos, por lo que estos datos también se convirtieron en una especie de “pasaporte biológico” que registra su bitácora de viaje.
Con estos dos datos tan importantes se demostró que la mayoría de los tiburones ballena jóvenes machos no viajaron lejos; nadaban a sólo cientos de kilómetros de sus zonas de alimentación.
Desde el año 2017 existe un protocolo para que las lanchas no dañen a los “tiburones ballena” mediante el monitoreo de tecnología “GPS”, en todas las embarcaciones de prestadores de servicio de avistamiento habiéndose tomado las siguientes medidas:
- Rastreó con radio.
- Entrenamiento y certificación obligatorios para guías y capitanes.
- GPS para controlar la velocidad de las lanchas turísticas, con amonestaciones, como llamadas de atención.
- Un programa de tarifas voluntarias para financiar patrullas de vigilancia en el agua.
Asimismo, los especialistas comentan que la conservación de tiburones ballena, representa beneficios económicos importantes para las poblaciones en donde habitan, ya que el avistamiento de éstos se ha convertido en un gran atractivo turístico en muchas regiones costeras a nivel mundial y en México.
Guaridas a la mexicana
El principal punto de reunión del tiburón ballena en nuestro país está ubicado en la punta norte de la península de Yucatán, a alrededor de 18 kilómetros de la isla “Holbox”.
El 20% de los tiburones ballena jóvenes que llega al golfo de California se distribuyen entre las bahías de los Ángeles y La Paz.