¡Ayúdame San Wiki! Omisión.- La omisión, en derecho, es una conducta que consiste en la abstención de una actuación que constituye un deber legal. Cumpliéndose los requisitos legales, la omisión puede constituir un delito. “Por partes”, dijo Jack. En las leyes, reglamentos y demás ordenamientos, la actuación de un organismo o ente público están perfectamente delimitado, es decir, “lo que no está expresamente permitido, está estrictamente prohibido”, pero además, lo que está expresamente instruido, se debe cumplir a cabalidad, cuando ello no ocurre, el sujeto en cuestión estaría incurriendo en una omisión y en su caso, en un delito.
Recientemente, en el Caribe Mexicano, la federación ha incurrido en la omisión, específicamente del artículo 5°, fracción VII de la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente en donde se ordena que “son facultades de la Federación; VII, la participación en la prevención y el control de emergencias y contingencias ambientales, conforme a las políticas y programas de protección civil que al efecto se establezcan”.
Pero también nos dice el mismo artículo que; fracción II.- “la aplicación de los instrumentos de la política ambiental previstos en esta Ley, en los términos en ella establecidos; así como la regulación de las acciones para la preservación y restauración del equilibrio ecológico y la protección al ambiente que se realicen en bienes y zonas de jurisdicción federal”; es decir, la restauración del equilibrio es una obligación irrenunciable de la federación, según esta Ley.
Destaca también la fracción III.- “La atención de los asuntos que afecten el equilibrio ecológico en el territorio nacional o en las zonas sujetas a la soberanía y jurisdicción de la nación, originados en el territorio o zonas sujetas a la soberanía o jurisdicción de otros Estados, o en zonas que estén más allá de la jurisdicción de cualquier Estado”; todo lo anterior, son obligaciones que, en este momento, la federación desatiende.
Lo más interesante es que en el propio portal del Gobierno de México, se destaca la misión del mismo y a la letra dice: “salvaguardar en todo momento la vida, los bienes e infraestructura de las y los mexicanos a través de la gestión continua de políticas públicas para la preservación y reducción de riesgos de desastres por medio de la investigación y monitoreo de fenómenos perturbadores, así como la formación educativa y la difusión de la cultura de protección civil, con objeto de lograr una sociedad más resiliente”.
De ahí que señalemos la omisión. El tema de la contingencia que genera el sargazo en las costas de Quintana Roo, no sólo representa la pérdida en términos económicos por la baja en la llegada de turistas, así como la cancelación de reservaciones que se habían hecho con anticipación, pero que se revierten ante las imágenes que hoy le dan la vuelta al mundo; un destino turístico ensombrecido por la presencia de toneladas y toneladas de sargazo.
Pero no sólo ello; resulta que la presencia de grandes extensiones de manchones de algas muertas está interfiriendo con el proceso fotosintético de los organismos vegetales del fondo de las aguas someras del Caribe, es decir, de los arrecifes. Recientemente se ha detectado que además, esta alga tiene fuertes cantidades de metales pesados y arsénico, sustancias peligrosas para la vida en el hábitat; de ese tamaño es la omisión.
De seguir así, la administración pública federal podría generar un daño irreversible en el destino turístico y con ello, una fuerte fractura política, pues si se trata de que los estados y los municipios se busquen solución, más allá de lo que podría hacer la federación, evidentemente que quedará en riesgo el Pacto Federal.
Esperemos que la visita de Andrés Manuel al estado pudiera hacer entrar en razón al titular del Ejecutivo Federal… veremos.
