Una familia que fue deportada a México espera poder encontrar la manera de regresar a Estados Unidos y asegurarse de que su niña de 10 años, quien es ciudadana estadounidense, pueda continuar su tratamiento contra el cáncer cerebral.
Las autoridades de inmigración sacaron a la niña y a cuatro de sus hermanos estadounidenses de Texas el 4 de febrero, cuando deportaron a sus padres indocumentados.
El calvario de la familia comenzó el mes pasado, cuando se apresuraron a ir de río Grande, donde vivían, a Houston, donde se encuentran los médicos especialistas de su hija, para un chequeo médico de emergencia.
Los padres habían hecho el viaje al menos otras cinco veces en el pasado, durante el cual pasaron por un control de inmigración sin ningún problema, según el abogado Danny Woodward del Texas Civil Rights Project, una organización de defensa legal y litigación que representa a la familia. En ocasiones anteriores, los padres mostraron cartas de sus médicos y abogados a los agentes en el puesto de control para poder pasar.
Pero a principios de febrero, las cartas no fueron suficientes. Cuando se detuvieron en el puesto de control, fueron arrestados después de que los padres no pudieran mostrar la documentación legal de inmigración. La madre, que habló en exclusiva con NBC News, indicó que trató de explicar a los agentes las circunstancias de la niña, pero “no estaban interesados en escuchar eso”.
Aparte de carecer de “un estatus migratorio válido en Estados Unidos”, los padres “no tienen antecedentes penales”, afirmó Woodward.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, que detuvo y deportó a la familia, según su abogado, declaró a NBC News en un correo electrónico: “Por razones de privacidad, no hacemos comentarios sobre casos individuales”.
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Diagnóstico de cáncer cerebral a la niña de 10 años
A la niña de 10 años le diagnosticaron cáncer cerebral el año pasado y fue sometida a una cirugía para extirpar el tumor. Los médicos “prácticamente no me dieron esperanzas de vida para ella, pero gracias a Dios es un milagro”, indicó la madre.
La inflamación en el cerebro de la niña aún no ha desaparecido por completo, explicó, lo que le causa dificultades para hablar y mover el lado derecho del cuerpo. Antes de que la familia fuera expulsada de Estados Unidos, la niña acudía periódicamente a los médicos para controlar su recuperación, asistía a terapias de rehabilitación y tomaba medicamentos para prevenir convulsiones.
“Es algo muy difícil”, subrayó la madre de la niña. “No le deseo a nadie que pase por esta situación”.
“Lo que le está sucediendo a esta familia es una tragedia absoluta y no algo aislado en su caso”, dijo Rochelle Garza, presidenta del Texas Civil Rights Project.
“Esto es parte de un patrón que hemos visto en la Administración Trump”, precisó Garza, y agregó que ha oído hablar de muchos otros casos relacionados con familias de estatus mixto. Pero por ahora, este es el único evento de esta naturaleza con el que la organización ha lidiado.
Tom Homan, ‘zar’ de fronteras de la Administración Trump, ha dicho que “las familias pueden ser deportadas juntas” independientemente de su estatus. Homan afirmó que dependería de los padres decidir si salen juntos de Estados Unidos o dejan a sus hijos atrás.
Con información de La Opinión.