La orca que hace unos días dio a luz a una cría muerta en las costas de Victoria, en Canadá, por fin terminó con su duelo y volvió a altamar.
J35, como la bautizaron los científicos se encargó de mantener a flote a su cría muerta durante 17 días, en donde recorrió las aguas del Pacífico cerca de las costas de Estados Unidos y Canadá, marcando una distancia histórica de mil millas; es decir, 1600 kilómetros.
Según los expertos se trata de algo común entre delfines, orcas y otros mamíferos como muestra de afecto hacia sus crías; sin embargo no se conocía un caso en el que el duelo hubiera durado tanto.
La orca de 20 años, forma parte de una comunidad de 75 orcas agrupadas en tres manadas que conviven entre el extremo sur de la isla de Vancouver, en Canadá, y las aguas del estado de Washington, en EE.UU.
Para los especialistas J35 es un valioso ejemplar debido a su potencial reproductivo, pues es una esperanza para erradicar el peligro de extinción que enfrentan las ballenas de su especie.
Según Ken Balcomb, director fundador del Centro de Investigación de Ballenas en Estados Unidos fue testigo del duelo de J35 y agradeció que la terrible experiencia terminara.
“J35 pasó por mi ventana hoy con otras ballenas, y luce vigorosa y saludable. La terrible experiencia de verla llevar a la cría durante al menos diecisiete días y mil millas ha terminado, gracias a Dios”.
Cabe recordar que la falta de salmón Chinook, principal alimento de las orcas, es la causa de que las crías enfermen y mueran, además del ruido de los barcos provoca que se confundan e interrumpan su comportamiento natural al buscar alimento.
A pesar de la depresión, J35 “ha estado comiendo”, señaló Balcomb, pues no muestra ningún signo de “cabeza de maní”, una condición que muestra los huesos del cráneo cuando hay desnutrición en una orca.