Ir al doctor es algo que, por suerte o desgracia, nos toca hacer de vez en cuando. Ya sea para revisar nuestra salud, por algún resfriado o motivos más graves, pero para muchos el simple hecho de pensar en un análisis de sangre o ver una aguja, provocar escalofríos.
La exposición a esa prueba puede llegar a convertirse en un ataque de pánico. Los que lo sufren suelen presentar ansiedad anticipatoria; es decir, los días previos los viven con muchos nervios y por la mente sólo ronda la idea de que tienen que enfrentar a su mayor miedo.
Una de las intervenciones más habituales son las analíticas, de sangre u orina. Ambas sirven a los médicos y especialistas para obtener información para realizar diagnósticos, hacer seguimiento de enfermedades o, incluso, prevenirlas.
Sobre los análisis de sangre, sea cual sea el motivo, hay muchas personas que temen el momento porque son aprensivos a las agujas o la sangre. Ese miedo suele causar gran nerviosismo y angustia, llegando incluso a provocar mareos y hasta desmayos.
Esas personas padecen el síncope por venopunción, coloquialmente un desmayo (pérdida temporal del conocimiento) debido al estrés que provoca la extracción de sangre porque baja de golpe el flujo sanguíneo al cerebro, lo que provoca también la pérdida de equilibrio.
Antes de perder el conocimiento se puede sentir mareo, náuseas, sudor frío, visión borrosa, calor o frío y palpitaciones. La enfermera, nutricionista y divulgadora sanitaria @enfermerabuscavena compartió un truco para no marearse cuando se acude a un análisis de sangre.
La profesional sanitaria indica en su cuenta de Instagram que “si quieres evitar pasar por la camilla puedes probar oler gasas o algodón con alcohol, hidrogel o perfume. El cerebro se va a distraer con ese olor tan fuerte y no pensará en la extracción sanguínea”.
Cuando comience el análisis, hay que acercar el elemento que se utilice a la nariz y concentrarse en el olor. “El cerebro es tan simple que es una buena forma de distraerlo”, añade.
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Según la experta sanitaria, el órgano se enfoca en el estímulo olfativo, ignorando el procedimiento y reduciendo la sensación de ansiedad.
Asegura que el método es “súper importante” para desechar el temor a la sangre o las agujas, y evitar que vuelva a suceder. En caso de que no funcione el truco, si se está mareando la enfermera recomienda tumbarse en el camastro con las piernas en alto.