CANCÚN, 8 de julio de 2024.- Activistas y organizaciones como Amnistía Internacional (AI) han hecho exhortos a Claudia Sheinbaum Pardo para que dé un giro a la relación de dependencia, y que limite el poder que el gobierno ha dado a las fuerzas armadas.
Además, la política de seguridad ─que ha descansado sobre los hombros de los militares por casi dos décadas en el país─, no ha resuelto el problema de violencia relacionado con los poderosos carteles de las drogas que controlan vastas regiones mexicanas.
La duda es si la virtual presidenta mexicana implementará, desde su posición como máxima autoridad militar, los cambios que se exigen desde fuera, sin que hasta el momento haya voces desde dentro. Diversos analistas no ven modificaciones en el corto plazo.
Las fuerzas armadas mexicanas han recibido de los últimos gobiernos, especialmente en el del presidente Andrés Manuel López Obrador, numerosas y nuevas responsabilidades —también incluidas en el ámbito civil—, y significativos incrementos de presupuesto.

AI añadió que también han pedido detener una reforma constitucional en materia militar que se discutirá en octubre y que, de aprobarse, sentará las bases para la participación castrense en todos los órdenes de la vida pública civil.
Entre otras funciones, validará las tareas que ya realiza el Ejército, como la construcción y gestión de grandes proyectos de infraestructura, que han cosechado críticas de quienes sostienen que van en contra de la propia Constitución mexicana.
También se exige el regreso de los militares a los cuarteles y que las policías del país —federales, estatales y municipales— retomen el manejo de la seguridad pública, misión que han ido perdiendo desde 2006 al limitar su presupuesto, equipamiento y áreas de acción.
Hasta el momento la futura presidenta no ha dado señales de que vaya a cambiar las políticas de López Obrador, que dejó en manos de militares las aduanas y aeropuertos, proyectos emblemáticos, el manejo de una aerolínea o la distribución de medicamentos.
