Durante el sexenio pasado, los recursos para atender los desastres naturales se redujeron a menos de la mitad, pero no por falta de recursos, sino para desviarlos a las obras prioritarias para Andrés Manuel López Obrador.
En 2018, cuando inició la pasada administración, el Fondo Nacional para la Atención de Desastres Naturales (Fonden) ─adscrito a la Secretaría de Gobernación (Segob)─ contaba con 41 mil 400 millones de pesos; sin embargo, para 2023, bajo la tutela de la Secretaría de Hacienda, tuvo 13 mil 702 millones, una reducción de 67 por ciento.
Y eso pese a que en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2023 se le asignaron originalmente 17 mil 245 millones, pero durante el primer semestre del año, la Secretaría de Hacienda quitó tres mil 588 millones sin argumentación previa.
Según una revisión a los presupuestos anteriores, los recursos al Fonden se redujeron en el primer año de la gestión de “la austeridad republicana” 67 por ciento, al pasar de 41 mil 400 millones a 13 mil 504 millones en 2019. En 2020 una inyección importante para crecer 129 por ciento: de 13 mil 504 a 30 mil 955 millones de pesos.
Ese año, la pandemia provocó que se buscaran recursos de todas partes, por lo que se desaparecieron 109 fideicomisos con el argumento de que el dinero se utilizaría para la compra de vacunas e insumos médicos, pero finalmente se gastó en su mayoría en el Tren Maya y otros proyectos.
Con la extinción del Fondo de Desastres Naturales, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) integró al Ramo 23 los recursos del Fonden, pero ya no como un fideicomiso, sino como programa federal. De 30 mil 955 millones de pesos en 2020, quedaron “sólo” ocho mil 778 millones para 2021, una reducción de 72 por ciento.
Según los informes de Hacienda, aunque se asignaron miles de millones de pesos al Fonden y al Fopreden (Programa Fondo de Prevención de Desastres Naturales), el dinero no se usaba y era devuelto a la Tesorería de la Federación… esos recursos acabaron financiando el Tren Maya y la Refinería Dos Bocas.
La falta de uso de esos fondos dejó al país vulnerable frente a emergencias, como desafortunadamente quedó demostrado en Acapulco tras los pasos de los huracanes Otis y ahora John.
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En 2022, por ejemplo, de un presupuesto superior a los nueve mil millones de pesos, sólo se ejercieron mil 697; el resto acabó en las megaobras del gobierno… en tanto, Acapulco fue golpeado en forma doble en menos de un año y ahora sufre los estragos de John, con 22 personas fallecidas y miles de damnificados, sin los recursos necesarios para hacer frente a esas tragedias.