El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha desarrollado estrategias de reclutamiento poco ortodoxas en su afán por expandir su influencia y poder en México. Actualmente, uno de los métodos que más alarman es el uso de ofertas de trabajo falsas.
Se trata de anuncios publicados principalmente en redes sociales y plataformas de empleo, aunque ha habido casos en los avisos de ocasión de los diarios, diseñadas para captar jóvenes vulnerables, especialmente en situaciones económicas difíciles.
Andrés, de 36 años, un mercenario procedente de Colombia, narra cómo fue reclutado con engaños por el CJNG y el terror que vivió en las filas del crimen organizado en em país, y afirma enfático que “prefiero la guerra en Ucrania mil veces, que estar en México”.
Una célula autodenominada Cártel Michoacán Nueva Generación, integrada por 10 colombianos y 15 mexicanos, recibió la orden del colombiano Elkin Pérez Loaiza, “El Tigre”, de tomar la tenencia Felipe Carrillo Puerto del municipio michoacano de Buenavista.
Era septiembre y el campo de batalla fue en La Cortina del Ahogado, en el vértice que hacen los municipios de Buenavista, Aguililla y Tepalcatepec, en Tierra Caliente. En ese choque ante autodefensas, se estima que fueron abatidos seis colombianos y tres mexicanos.
El mercenario Andrés sobrevivió y se entregó a las autodefensas. El exmilitar del Ejército Nacional de Colombia dice que llegó a México con engaños y que fue obligado a trabajar poco más de tres meses para el crimen organizado, en particular para Los Viagras y el CJNG.
Al cabo de dos años decidió alistarse como mercenario en el Ejército de Ucrania, y después de año y medio le pasaron un contacto para trabajar en México por 10 mil pesos a la semana, que nunca recibió.
“Era un trabajo engañoso, donde me traen con mentiras. Nunca me dijeron que era para servir en un cártel. Me dijeron que era para hacer unas cosas de contabilidad y resulté involucrado con los cárteles de Los Viagras y Los Jaliscos [CJNG]”.
Engañado
Andrés refirió que “allá la guerra es pesada, ya que es artillería, drones. Es muy pesada, un día común y corriente puede ser en las trincheras o haciendo operaciones de asalto”.
“Llevaba año y medio en guerra. Me contacto con un compañero (…) él salió de la fila (del Ejército ucraniano); había roto su contrato para irse a Colombia y me ofrece un número de teléfono de otro personaje que él conoce, y me dice que están ofreciendo un empleo en México. Me dice que lo contacte y que mire a ver si me sirve el empleo.
“Me contacto con esa persona, me ofrece un empleo de contabilidad. Yo no sé contabilidad, pero me expone que no necesito experiencia, y pues yo, al vivir año y medio en guerra quería cambiar la rutina y decido viajar a México, y pues resulta que no era para eso”.
“Llegué a la Ciudad de México y me traslado a Apatzingán, ya allá me recogen y me llevan a una casa donde permanezco tres días. Después me recoge un carro y me llevan a otro lugar, donde ya me enseñan el armamento, me colocan chaleco y todo.
“Al principio me negué, pero me retienen el pasaporte y tengo que acceder. Me dicen que tengo que pertenecer al cártel, porque si no iban a atentar contra mí. Me tocó ver cómo mataban a mexicanos con torturas, decapitación, los mutilan, los matan.
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Recuerda que se quedan mes y medio en un pueblo (Santa Ana, municipio de Buenavista); que eran 25 ─10 colombianos y 15 mexicanos─ y que en un enfrentamiento quedo en el fuego cruzado y al final es capturado por un grupo armado.
Tras entregarse a las autodefensas, que le respetan la vida, dice que ante otra oferta en México, no vendría: “Prefiero la guerra en Ucrania mil veces. Es preferible una guerra legal, que estar en un cártel. Obvio que allá se ven muchas cosas, pero no como aquí”.