La hipotermia es una emergencia médica, una condición médica en la que la temperatura corporal cae por debajo de los 35 grados centígrados (95 Fahrenheit), lo que puede causar graves daños a los tejidos y órganos del cuerpo.
La afección se vuelve especialmente relevante en temporadas de frío extremo, ya que las bajas temperaturas aumentan el riesgo, sobre todo en personas vulnerables como niños, adultos mayores o quienes permanecen mucho tiempo al aire libre sin la ropa adecuada.
En la hipotermia, el cuerpo pierde calor mucho más rápido de lo que puede producirlo, lo que causa una temperatura peligrosamente baja. La normal del cuerpo es de casi 37 grados Celsius o 98.6 Fahrenheit.
La pérdida de calor puede ocurrir por cuatro razones principales, y la primera es la exposición prolongada al frío, especialmente en ambientes húmedos o con viento; la segunda es la inmersión en agua fría puede causar hipotermia rápidamente.
La tercera es por enfermedades como la diabetes, la hipoglucemia o las lesiones cerebrales, que pueden afectar la capacidad del cuerpo para regular la temperatura corporal, así como el uso de algunos medicamentos como los sedantes o anestésicos.
Cuando la temperatura desciende de manera significativa, el cuerpo tiene dificultades para realizar funciones esenciales como bombear sangre y mantener el cerebro activo.
Hay tres niveles de gravedad en la hipotermia: leve, moderada y grave. En casos leves, los síntomas pueden incluir escalofríos persistentes, piel fría y confusión mental leve.
Reconocer los síntomas de la hipotermia es esencial para, incluso, salvar la vida y actuar a tiempo. En las etapas iniciales, las personas pueden experimentar escalofríos constantes, torpeza, dificultad para hablar y fatiga.
A medida que el padecimiento avanza, los escalofríos pueden desaparecer, lo que es un signo peligroso. También puede haber confusión severa, somnolencia, latidos cardiacos débiles e incluso pérdida del conocimiento.
En situaciones graves, se puede perder el conocimiento e incluso llegar a la muerte si no se recibe atención médica oportuna. Es importante actuar rápido si alguien muestra esos síntomas, ya que la hipotermia puede progresar y convertirse en una emergencia médica.
Durante el invierno, las temperaturas bajan y las condiciones como el viento o la humedad aumentan el riesgo de hipotermia. La gente sin hogar, excursionistas, trabajadores al aire libre y quienes carezcan de protección adecuada contra el frío están entre los más vulnerables.
El problema radica en que el frío reduce la capacidad del cuerpo para producir calor y, con el tiempo, afecta los órganos vitales. Además, el consumo de alcohol, la deshidratación y enfermedades crónicas pueden aumentar aún más el riesgo durante esta temporada.
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Para prevenir la hipotermia abrígate adecuadamente: usa varias capas de ropa para mantener el calor corporal, incluyendo gorros y guantes; evita la exposición prolongada al frío y busca refugio en lugares cálidos siempre que sea posible.
Mantén buena alimentación e hidratación para tener un metabolismo adecuado para generar calor; evita el consumo de alcohol porque contribuye a la pérdida de calor corporal y, si sospecha que alguien está sufriendo hipotermia, hay que actuar rápido, calentar a la persona gradualmente y buscar ayuda médica de inmediato.
