Un equipo de científicos chinos alcanzó un logro sin precedentes al clonar con éxito el primer yak del mundo. El nacimiento del ejemplar representa un gran avance para la ciencia animal y abre nuevas posibilidades en la mejora genética del ganado adaptado a zonas de gran altitud.
El nacimiento tuvo lugar hace unos días en el condado de Damxung, en la Región Autónoma del Tíbet, donde un ternero macho de pelaje oscuro llegó al mundo mediante cesárea. Con un peso de 33.5 kilogramos al nacer (por encima del promedio de la especie) el animal logró levantarse por sí solo poco después del parto, lo que evidenció su buena salud.
Este importante acontecimiento es el resultado de dos años de trabajo conjunto entre la Universidad de Zhejiang, el gobierno local de Damxung y el Instituto de Biología de la Meseta del Tíbet. El proyecto fue lanzado oficialmente en julio de 2023, con el objetivo de desarrollar nuevas líneas genéticas más resistentes y productivas.
Los investigadores utilizaron clonación por células somáticas, la misma técnica que permitió el nacimiento de la oveja Dolly en 1996. Esta metodología fue complementada con análisis genómicos completos para seleccionar genes favorables que mejoraran el rendimiento del animal.
Fang Shengguo, investigador líder de la Universidad de Zhejiang, declaró que este tipo de avances serán clave para transformar la ganadería en regiones montañosas, como la meseta Qinghai-Tíbet, donde las condiciones climáticas extremas limitan la productividad del ganado tradicional.
Entre las características que se buscaron mejorar están el tamaño corporal, la capacidad de producción de leche, y la resistencia a enfermedades comunes en ambientes hostiles. El peso superior del ternero clonado al momento del nacimiento sugiere que estos objetivos comienzan a materializarse.
El yak, domesticado hace miles de años a partir del Bos mutus, es un animal esencial para la supervivencia de las poblaciones que habitan las alturas del Himalaya. Conocido como el “barco de la meseta”, este bovino es capaz de soportar temperaturas bajo cero, escasez de oxígeno y terrenos inhóspitos.
Estos animales son indispensables para las comunidades locales: transportan cargas pesadas, ofrecen alimentos como leche y carne, y su estiércol se utiliza como combustible. Además, sus pieles y fibras sirven para construir refugios y confeccionar ropa tradicional.
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La clonación de yaks no solo busca aumentar la productividad, sino también asegurar la preservación de características genéticas valiosas frente al cambio climático y otras amenazas ambientales. Se espera que esta técnica pueda extenderse para crear una red de ganadería sostenible y adaptada al ecosistema de altura.
Con este primer paso exitoso, China se coloca a la vanguardia en la aplicación de la biotecnología al sector ganadero en zonas extremas, fortaleciendo la economía rural del Tíbet y garantizando la continuidad de una relación ancestral entre el ser humano y esta resistente especie.
Con información de Excelsior.