Ali Hajimiri lleva una década investigando cómo colocar paneles solares en el espacio y transportar la energía a la Tierra. Sin embargo, cuando este profesor de Ingeniería Eléctrica de Caltech habla de su trabajo, la gente siempre se hace tres preguntas, normalmente en este orden: ¿Por qué no poner paneles solares en la Tierra? ¿Vas a freír pájaros en el cielo? ¿Estás construyendo una Estrella de la Muerte?
Hajmiri bromea diciendo que planea imprimir las respuestas en una tarjeta. “La llevaré en la cartera para enseñársela a la gente”, dice.
Aunque en un principio era un escéptico de la energía solar espacial, el interés de Hajimiri se despertó cuando empezó a estudiar la idea con más detenimiento.
“Por término medio, se obtiene ocho veces más energía en el espacio que con la energía solar en la Tierra”, declaró. El rayo tampoco matará animales. ¿Y en cuanto a la Estrella de la Muerte? El rayo no será lo bastante potente como para convertirlo en un arma, añadió.
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Este año, Hajimiri y su equipo dieron un paso adelante para hacer realidad la energía solar espacial.
En enero lanzaron Maple, un prototipo solar espacial de 30 centímetros de largo equipado con transmisores flexibles y ligeros. El objetivo era recoger energía del sol y transferirla de forma inalámbrica al espacio, y lo consiguieron, logrando encender un par de LED.
Pero el objetivo era ver si Maple también podía enviar energía detectable a la Tierra. En mayo, el equipo decidió poner en marcha un “simulacro” para ver qué ocurría. En una azotea del campus de Caltech en Pasadena, California, Hajimiri y los demás científicos pudieron captar la señal de Maple.
La cantidad de energía que detectaron era ínfima, demasiado pequeña para ser útil, pero habían conseguido transmitir energía de forma inalámbrica desde el espacio. “No fue hasta después cuando nos dimos cuenta de que se trataba de algo muy especial”, afirma Hajimiri.
La energía solar espacial puede parecer una idea descabellada y futurista, pero no es nueva. Ya en 1941, el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov la describió en un cuento. Desde entonces, países como Estados Unidos, China y Japón han explorado la idea, pero durante años se descartó. “Su rentabilidad era descabellada”, afirma Martin Soltau, CEO de la empresa británica Space Solar.
Puede que esto cambie ahora, a medida que el costo del lanzamiento de satélites se reduce drásticamente, la tecnología solar y robótica avanza con rapidez y la necesidad de energía limpia abundante para sustituir a los combustibles fósiles que calientan el planeta se hace más urgente.
Hay un “nexo de unión de distintas tecnologías justo cuando lo necesitamos”, afirma Craig Underwood, profesor emérito de Ingeniería de naves espaciales de la Universidad de Surrey, en el Reino Unido.
El problema es que estas tecnologías tendrían que desplegarse a una escala sin precedentes.
Con información de: CNN