Un audaz robo en el Museo del Louvre, en París, Francia mantiene a las autoridades francesas tras la pista de los responsables del saqueo de las joyas de la antigua corona francesa.
La mayoría de ellas se habían perdieron o se vendieron tras la Revolución Francesa, pero algunas piezas preciosas se conservaban en el museo.
Según informó la ministra de Cultura de Francia, Rachida Dati, el saqueo se produjo el domingo por la mañana, alrededor de las 09:30 hora local; es decir, apenas media hora después de que el museo abriera sus puertas al público.
Los objetos robados pertenecieron a la monarquía francesa del siglo XIX, y están incrustados con miles de diamantes y otras piedras preciosas.
Durante la fuga, los ladrones dejaron caer dos de las joyas, una de ellas una corona perteneciente a la esposa de Napoleón III, que fue recuperada por la policía cerca del lugar. Las autoridades analizan las piezas para verificar posibles daños.
Las joyas sustraídas, datadas del siglo XIX, formaban parte del patrimonio de la monarquía francesa y están decoradas con diamantes y piedras preciosas. Según las investigaciones, los delincuentes habrían utilizado una escalera extensible desde un vehículo estacionado en la calle para acceder por una ventana de la Galería Apolo.
La ministra explicó que los asaltantes intentaron incendiar el vehículo, pero un empleado del museo logró impedirlo. Dati aseguró que los autores actuaron con precisión y sin violencia, y que no hubo heridos.
La fiscalía informó que los sospechosos emplearon una cortadora de disco para ingresar al edificio. Tras el incidente, el Louvre fue evacuado y cerrado durante el resto del día, lo que causó confusión entre los visitantes.
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El Louvre es el museo más visitado del mundo y alberga muchas de las obras de arte y tesoros más famosos del mundo.
El robo ocurrió en la Galería Apolo, donde se exhiben las pocas joyas reales que sobrevivieron a la Revolución Francesa. Entre las piezas robadas destacan un collar y unos aretes de esmeralda de la emperatriz María Luisa, una tiara y un broche de Eugenia, así como una tiara y un arete de zafiros pertenecientes a las reinas María Amelia y Hortensia.
La corona de la emperatriz Eugenia, que los ladrones abandonaron en su huida, está adornada con mil 354 diamantes y 56 esmeraldas.
Se cree que los delincuentes prefieren robar joyas porque pueden desarmarlas y venderlas por dinero en efectivo, mientras que es más difícil obtener dinero de las obras de arte preciosas robadas, que son fácilmente reconocibles.
Fuente:BBC