Un caso aterrador sacudió a la comunidad de Épinay-sur-Orge, una localidad situada a unos 26 kilómetros al sur de París, Francia, después que un hombre de 23 años identificado como Owen L. confesó haber asesinado a Louise Lasalle, una niña de 11 años, tras un ataque de ira provocado por perder en una partida del popular videojuego Fortnite.
El cuerpo de la menor fue hallado el 8 de febrero, aproximadamente 12 horas después de que sus padres reportaran su desaparición.
De acuerdo con las autoridades locales, Louise había salido de su escuela secundaria en la vecina localidad de Longjumeau el 7 de febrero, alrededor de las 13:50 horas, pero nunca llegó a casa
La búsqueda comenzó tras la denuncia de sus padres, y las cámaras de seguridad captaron a la niña entrando en el bosque de Bois des Templiers, cerca de su escuela. Fue allí donde, en la madrugada del día siguiente, la policía encontró su cuerpo sin vida. Según el fiscal Grégoire Dulin, la menor no presentaba signos de agresión sexual, pero sí heridas de arma blanca.
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Ataque impulsivo tras una discusión en línea en Fortnite
El motivo detrás del crimen generó una ola de indignación y desconcierto, Owen L. confesó que, momentos antes del asesinato, había tenido una discusión con otro jugador mientras jugaba Fortnite.
El altercado en Fortnite lo dejó “muy enfadado”, por lo que decidió salir de su casa para intentar calmarse. Sin embargo, su intención inicial de “robar o extorsionar a alguien” derivó en un encuentro fortuito con la niña, a quien no conocía previamente.
El fiscal Dulin explicó que el acusado vio que la menor llevaba un teléfono móvil colgado al cuello y decidió seguirla. Según su relato, le dijo que había perdido algo en el bosque y le pidió que lo acompañara.
Una vez en un lugar apartado, el hombre intentó registrar las pertenencias de la menor con la intención de robarle dinero, amenazándola con un cuchillo. La víctima comenzó a gritar, lo que llevó al agresor a empujarla al suelo y apuñalarla en un aparente ataque de pánico.
Tras cometer el crimen, Owen L. regresó a su casa y confesó a su novia, de 24 años, que había hecho “algo grave”. El sospechoso intentó borrar las evidencias del asesinato deshaciéndose del arma homicida, blanqueando su ropa con lejía y tirando los objetos relacionados al crimen a la basura. La pareja del agresor, cuya identidad no ha sido revelada, fue posteriormente acusada de no haber informado a las autoridades sobre el delito.
Con información de TF1.