Una mujer londinense llamada Kim West tenía 19 años cuando se embarazó siendo una estudiante en California y dió a su bebé en adopción.
Todo podría parecer común en esta historia, pero 29 años después se reencontraron y generaron un vínculo de índole sexual.
Ben tenía una esposa llamada Victoria, pero tiempo después decidió que era momento de ver por primera vez a Kim, su madre.
“Cada vez que tenía relaciones sexuales con mi esposa, me imaginaba que era mi madre, sino no hubiese podido excitarme”, relató Ben.
Decidió escribirle una carta a su progenitor y pidió que se reunieran. Se encontraron en un hotel, bebieron y tuvieron sexo. Días después Ford le dijo a su esposa que ya no la quería y que se iría a vivir con su mamá.
El vínculo que mantuvieron bien podía haberse catalogado como incesto, pero Kim no lo ve así
“Esto no es incesto, somos como dos gotas de agua y estamos destinados a estar juntos”. Añadió: “Sé que la gente va a decir que somos repugnantes, que debemos ser capaces de controlar nuestros sentimientos, pero cuando uno es golpeado por un amor que te consume, estará dispuesto a renunciar a todo por él. Hay que luchar por él. Es una oportunidad única y algo a lo que Ben y yo no estamos dispuestos a renunciar”.
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