En la era digital, los tatuajes se han convertido en una forma popular de expresar gustos personales y rendir homenaje a artistas favoritos. Sin embargo, la decisión de hacerse un tatuaje no se toma a la ligera, ya que es una marca permanente en la piel. Cuando un tatuaje sale mal, puede convertirse en una verdadera pesadilla. Este fue el caso de la artista conocida como @mort.visage, cuya experiencia se volvió viral en TikTok.
La joven artista, que ha acumulado una gran cantidad de seguidores en plataformas como TikTok, compartió una experiencia que fue más allá de la simple decepción de un tatuaje mal hecho. Su historia, que rápidamente alcanzó casi 3 millones de visualizaciones, ha generado un intenso debate sobre la ética en la industria del tatuaje, las expectativas de los clientes y la importancia de la comunicación entre artistas y clientes.
Hace más de una década, Mort Visage soñaba con hacerse un retrato de Marilyn Manson, ícono del rock gótico. Su visión artística incluía un diseño que combinaba la imagen de Manson con un fondo de vitral, evocando una estética religiosa. Sin embargo, lo que comenzó como un sueño artístico terminó convirtiéndose en una pesadilla personal. Según relató en su video viral, el tatuaje no solo fue un desastre visual, sino que también tuvo un costo emocional significativo.
Mort Visage confiaba plenamente en el tatuador que eligió, no solo por su reputación, sino también por la relación que había establecido con él. Ella misma había tomado clases con este artista para mejorar su técnica, lo que hizo que la confianza se desmoronara durante las sesiones.
A pesar de su conocimiento sobre el proceso de tatuaje, la falta de comunicación sobre el diseño final fue el primer indicio de problemas. En lugar de revisar el diseño en detalle antes de comenzar, el tatuador inició sin consultar a la clienta, lo que resultó en un diseño muy diferente al que ella había imaginado.
Cuando vio el diseño final, Mort Visage sintió que no se parecía a Marilyn Manson, sino más bien a una caricatura. Este fue solo el inicio de una serie de desacuerdos, ya que el tatuador no siguió sus instrucciones adecuadamente y, al expresar su descontento, le respondió que no recordaba los detalles solicitados. Además, el precio del tatuaje aumentó de 6 mil 500 a 10 mil pesos, complicando aún más la situación.
Mort Visage decidió no interrumpir la sesión para no parecer una “mala cliente” y esperaba que el trabajo se completara. Sin embargo, en su segunda cita, intentó hablar con el tatuador sobre su insatisfacción, pero la respuesta fue que era “su percepción”, dejando claro que no había voluntad de corregir el error.
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La experiencia devastadora para Mort Visage no solo involucró una mala experiencia como cliente, sino también un proceso psicológico complicado. El constante recuerdo del tatuaje le causaba tristeza y arrepentimiento, y finalmente consideró someterse a un tratamiento de eliminación con láser. La respuesta del tatuador ante este comentario fue más bien prospectiva, lo que añadió más tensión a la situación.
Con información de El Heraldo de México