Por primera vez en Yucatán detectaron una alarmante práctica de maltrato animal, en la que traficantes están decolorando loros comunes para hacerlos pasar por especies en peligro de extinción.
Así lo dio a conocer la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa), que recientemente entregó dos ejemplares al Proyecto Santa María con claros signos de alteración química.
Según expertos del centro de rescate, esta técnica consiste en aplicar sustancias como peróxido en el plumaje de aves silvestres para que adquieran colores similares a los de especies altamente valoradas, como el loro cabeza amarilla, clasificado como en peligro por la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat).
Los animales afectados no solo son víctimas del engaño comercial, sino que además sufren graves daños físicos y emocionales. Uno de los casos más preocupantes fue el de “Limón”, un loro que llegó con signos de ansiedad extrema, miedo al contacto humano, y heridas provocadas por autolesiones.
Otro ejemplar, apodado “Gomita“, presentaba una fractura en una de sus patas, la cual no fue tratada de forma adecuada. Ambos casos muestran el nivel de sufrimiento que estas aves enfrentan como consecuencia de la manipulación química a la que son sometidas.
Asimismo, José Pierre Medina, representante legal del Proyecto Santa María, advirtió que algunas aves incluso llegan ciegas por la exposición directa a químicos agresivos. “El daño que reciben no solo es físico; quedan emocionalmente rotas”, comentó.
Este tipo de fraude es impulsado por el creciente mercado negro de aves exóticas. Los traficantes aprovechan el valor que alcanzan especies protegidas como el Amazona oratrix, o loro cabeza amarilla, para comercializar ejemplares falsificados que en realidad pertenecen a especies más comunes, como el perico pecho sucio.
Ante este panorama, los especialistas hicieron un llamado urgente a la ciudadanía: no comprar aves silvestres.
“No se trata de enseñar a identificar aves modificadas. El mensaje debe ser claro: no las compren, en ningún caso”, enfatizaron desde el centro de rescate Proyecto Santa María.
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El tráfico ilegal de fauna representa una amenaza grave para la biodiversidad mexicana, y este nuevo método añade un componente de crueldad que afecta directamente el bienestar animal.
Actualmente, los dos loros rescatados se encuentran en proceso de rehabilitación, tanto física como psicológica. Se espera que, con el tiempo, sus plumas recuperen el color original y que puedan integrarse a un entorno seguro.
Con información de Diario 24 horas.