Chetumal.- Habitantes de la capital del estado continúan padeciendo por un pésimo servicio de transporte urbano.
Autoridades ausentes
Ante la nula presencia de autobuses en las colonias de la ciudad, los choferes de combis o colectivos pertenecientes al sindicato del Suchaa hacen y deshacen a su antojo, sin que la autoridad correspondiente del Ayuntamiento de Othon P. Blanco y de la Secretaría de Infraestructura y Transporte levanten la mano para meterlos en cintura.
Usuarios en riesgo
Las clásicas carreritas entre los conductores de las combis, por “brincar” o ganarle al de enfrente, pone en riesgo la seguridad tanto de pasajeros como de peatones, pues conducen de forma temeraria sobre las avenidas de la ciudad y sobrepasando los límites de velocidad permitidos.
A esto hay que agregarle, que por querer “ganar” muchas veces dejan tirado el pasaje en la calle, provocando que los usuarios tengan que tomar un taxi para poder llegar a su destino, ya que el tiempo de espera de cada pesera rebasa los 10 minutos.
Soportan groserías
Quienes tienen la mala fortuna de ir a bordo de esas unidades no sólo tienen que soportar malos tratos y escuchar malas palabras, sino que también tienen que aguantar el mal servicio proporcionado por esos cafres del volante.
“No les importa si hay damas o niños que escuchen, los choferes hablan con vulgaridades e insultos, más en el paradero donde se reúnen todos y una como mujer se tiene que aguantar por necesidad al utilizar este tipo de transporte”, señaló la señora Irma Blancas.
Transporte en completo rezago
En comparación con ciudades como Playa del Carmen y Cancún, donde el servicio es más ágil e intermitente, Chetumal vive en completo rezago en materia de transporte, esto debido a la poca importancia que la autoridad municipal le otorga, en cuanto a reglamentación y concesión del servicio.
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Así también, el mal servicio se agranda debido a que el sindicato del Suchaa, que tiene la concesión y tiene prácticamente secuestrado el servicio de transporte en la ciudad, no aplica reglamentos y tampoco pone orden entre sus afiliados, dejando en completo desamparo a quienes por necesidad hacen uso de los colectivos.