Édgar Mora Ucán, presidente de esta asociación, señaló que este tipo de “terapias” abusan física y psicológicamente de jóvenes en situación vulnerable, debido a prejuicios religiosos. Esto que ya fue expuesto a nivel federal, al avalar el Senado la prohibición de estas prácticas.

En entrevista, el activista señaló que como esta es una legislatura corta, de solo dos años, únicamente le están dando prioridad a algunos temas específicos en favor de la comunidad LGBT. Uno de ellos es la sanción a quienes efectúen o financien estas “terapias de conversión”, crueles y dañinas, a menudo administradas contra la voluntad de jóvenes.

Las terapias de conversión, también conocidas como ECOSIG (Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género) son estrategias que tienen como único objetivo el de convertir a una persona a determinada orientación sexual mediante el uso de métodos de violencia física, psicológica o sexual.

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Este dictamen hace una definición de las terapias de conversión como “aquellas prácticas consistentes en sesiones psicológicas, psiquiátricas, métodos o tratamientos que tengan por objeto: modificar, obstaculizar, modificar o menoscabar la expresión o identidad de género, así como la orientación sexual de la persona”.

La reforma federal, que todavía debe ser avalada por la Cámara de Diputadas, establece castigos de dos a cinco años de prisión, perseguible por querella.

La propuesta quintanarroense, no obstante, es más ambiciosa, porque incluye una penalización a quienes las financien, pues muchas son realizadas de forma gratuita por asociaciones religiosas. Los padres que lleven a sus hijos a estas “terapias” también serán sancionados con servicio comunitario.

Édgar Mora recordó de un caso en que un joven fue enviado de manera forzosa, desde Tulum a Playa del Carmen, a una de estas terapias, pero logró escapar a tiempo.

El entrevistado dijo conocer de un lugar en Playa del Carmen que realizaba esta actividad y al que ellos ya monitoreaban, hasta que se cambiaron de lugar. También saben de muchos “retiros” que son terapias de conversión disfrazadas.

“Lejos de ayudar, confunden más a los jóvenes, y no se les trata, sino se les reprime su libertad sexual”, afirmó.

No hace mucho, lamentó, la homosexualidad todavía era catalogada como una enfermedad sexual. Muchas personas a lo largo de la historia, incluso famosos con Oscar Wilde o Alan Turing, fueron encarcelados y sometidos a terapias de conversión. En México, también hay antecedentes de criminalización de esta práctica. Entre mujeres, incluso plantean las “violaciones correctivas”, para “quitarles” el lesbianismo.

El entrevistado reveló que él también fue enviado a uno de estos lugares en su juventud, padeciendo en carne propia la estigmatización y tortura psicológica a las que someten a jóvenes.