Luego de que su hermana Laura se agandallara la candidatura de Juntos Haremos Historia para la presidencia municipal de Solidaridad arrebatándosela a través de Morena al PES –titular original de la coalición que postula a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República, según el acuerdo original–, el síndico municipal Juan Carlos Beristain Navarrete, fiel a la tradición de la familia tizimileña enquistada en la política de Quintana Roo, se apropió de la iniciativa del Cabildo que, a instancias de la entonces presidenta municipal Cristina Torres Gómez, luego de consultas ciudadanas organizadas por dicho cuerpo colegiado busca revocar la concesión del agua potable a la alevosa empresa Aguakan, con la que el gobierno anterior hizo un jugoso negocio en contra de la ciudadanía.

Lo cierto es que los tres hermanos Beristain –la senadora Luz María es la otra– han seguido durante años una exitosa estrategia para conseguir “huesos” en los gobiernos de Quintana Roo siendo ellos mismos per se verdaderas nulidades de la política y las administraciones públicas, trepando como monos por los árboles más altos; esta vez el cínico síndico, que por ley es el representante legal del Ayuntamiento, utiliza el tema Aguakan para acarrearle votos a su hermana, que no tiene la menor popularidad en Playa del Carmen, pero que como lo hizo para arribar al Congreso local en 2016, ahora se cuelga de la notable ventaja electoral de López Obrador para apoderarse del gobierno municipal.

Eso han hecho siempre los hermanos yucatecos pegados como changos a los presupuestos de Quintana Roo: Cuando se le acabó la belleza que la llevó a ser Señorita Yucatán, Luz María Beristain ya había tejido una red de “influencias” para ir trepando en el estado vecino. La senadora que fuera del PRD y “chapulineara” a Morena, al último árbol que se arrimó fue al de Félix González Canto, su compañero en el Senado que en ella tuvo una cómplice obsequiosa en el congreso local para hacer y deshacer cuando fue uno de los gobernadores más poderosos, absolutistas de Quintana Roo.

La prueba del repudio a Luz María Beristain fue la intensa, vergonzosa rechifla que recibió en Cancún durante un mitin de Andrés Manuel. No sólo los militantes nativos de Morena se indignaron por la presencia en el templete de la “Güera”, sino la totalidad de los simpatizantes del tabasqueño ahí reunidos, que si les preguntan por la filiación política de la veleidosa senadora contestan que es felixista, y se habla de un inconfesable acuerdo González Canto-Borge Angulo-López Obrador por el control de Quintana Roo a través de títeres, como descaradamente lo es este trío de hermanos.

Vacía de ideas, Laura Beristain, que como diputada local incluso llegó a meter entre sus muy escasas iniciativas la de incluir en los planes de estudio de la educación básica el yoga y el tai chi chuan para combatir el bullying –¡saca pa’ poner igual, maeeextra, maestra Laaaura!–, primero se arrimó a la exitosa campaña de Carlos Joaquín para llegar su curul en Punta Estrella, ahora logró aferrarse a otro árbol, el de López Obrador, aunque olvida que, al igual que traiciona al hoy gobernador, enfrenta y confronta a otro poderoso motor electoral que le dio el “hueso” legislativo: Cristina Torres, alcaldesa que recién renunció para buscar una muy probable reelección, merced a su intenso trabajo directo con la población.
El esquirol en el cuerpo edilicio es su turbio carnalito Juan Carlos, el cínico síndico.

Para calcular qué tanto puede la peje-inercia ayudar a Laura Beristain a llegar a la silla del inmueble principal de la Plaza 28 de Julio no podemos ignorar que aunque formalmente la alianza “Juntos Haremos Historia” persiste hasta el momento –lo que incluso pudiera cambiar una decisión en Jalapa, que no parece imposible–, el PES repudió expresamente a Beristain, responsabilizándola de la ruptura, mientras que la incipiente estructura electoral de Morena no sólo se abstendrá de apoyarla en la campaña y la jornada electoral, sino que seguramente operará, con toda enjundia, en su contra.

Por lo visto esta trepadora de árboles, al igual que sus también arborícolas hermanos, esta vez quedará por las ramas más bajas, teniendo que conformarse con una regiduría.