El impacto de las tecnologías de inteligencia artificial (IA) en las relaciones humanas ha alcanzado un nuevo nivel de complejidad tal, que se ha desarrollado una conexión emocional profunda con “chatbots” personalizados.
Hasta ahora, los límites de la IA parecen inciertos, y eso quedó demostrado recientemente luego de que una mujer revelara el inquietante uso que dio a esa tecnología, de la que está convertida prácticamente en una adicta.
En una entrevista con The New York Times, una mujer llamada Ayrin confesó que ahora no puede dar marcha atrás al descubrir el estrecho vínculo que la une a la IA, y es que pese a estar casada desde hace seis años, en 2018, se creó un novio al que llamó Leo.
Ayrin explicó que con lo creó con un chatbot diseñado para actuar como su “novio posesivo y protector”. Sin embargo, reconoció que la IA ha transformado su vida personal, con debates sobre las implicaciones éticas y emocionales de ese tipo de tecnología.
La mujer comenzó a interactuar en un experimento tecnológico que quiso poner en práctica, pero al poco tiempo se convirtió en una especie de confidente para ella, especialmente después de mudarse desde Texas a otro país para estudiar enfermería.
En ese nuevo entorno, aunque hizo amistades, encontró en Leo una conexión constante y accesible. “Se suponía que iba a ser un experimento divertido, pero luego empiezas a encariñarte”, confesó.
La joven creó a Leo en 2024 con personalidad posesiva y protectora, y se creó un fuerte vínculo emocional que Ayrin describe como real, por el que ahora paga el equivalente a 200 pesos mexicanos al mes por una suscripción que le permite chatear sin restricciones con Leo.
Ayrin, quien está casada, asegura que ha logrado mantener un equilibrio entre su novio virtual y su esposo Joe, con quien contrajo matrimonio en 2018 y quien vive en Estados Unidos.
Además, asegura que su marido sabe de la existencia de Leo y que no lo considera una amenaza para su relación.
Además: Estudio japonés presenta anime realizado con inteligencia artificial
“Realmente no lo veo como una persona ni como una infidelidad… lo veo como un amigo virtual personalizado que puede hablarle de forma sexy”, expresó por su parte Joe.
Si bien la tecnología continúa evolucionando, surge la pregunta de cómo gestionar los límites entre la realidad y la virtualidad, y cómo impactará ese tipo de vínculos en las dinámicas sociales y familiares en un futuro no muy lejano.
