Una ex funcionaria del Instituto Nacional de Migración (INM) ha denunciado un despido injustificado. ¿La razón? Haber tenido la sensibilidad para ayudar a una pareja proveniente de Afganistán y que fue deportada. Fue despedida por no seguir las políticas intransigentes de este gobierno y de la dependencia en particular que ahora tiene mandos militares.

“Ten cuidado con lo que haces, o te vas a meter en problemas graves. ¿Quién te crees que eres para bajar a esos afganos del avión?”, fue la amenaza que recibió “Gabriela”, de 31 años de parte de sus superiores, luego de comunicarse con la delegación del Instituto en el Aeropuerto de Cancún para conocer la situación de una pareja de afganos que habían llegado al país para pedir asilo y que estaban por ser deportados. 

Debido a su cargo como subdirectora de Asuntos Consulares en el Migración, cuenta que su obligación era vigilar que se estuvieran cumpliendo los protocolos de protección internacional antes de la deportación de la pareja, que suplicaba que no los retornaran al país del que habían salido huyendo tras el regreso de la dictadura talibán.

Sin embargo el querer ayudar a estos afganos causó ser amenazada por un superior, a lo que siguieron meses de acoso y hostigamiento laboral hasta que se consumó el despido, el cual la ha dejado sin seguro médico y desamparada ante la enfermedad renal grave que padece.

“Solo cumplí con la ley mexicana y con los mecanismos internacionales de protección de migrantes, y me despidieron, aunque sabían que al quitarme el seguro médico me estaban dejando al borde de la muerte “, denunció la afectada.

Por ahora ha presentado quejas ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), y la Secretaría de la Función Pública.

DE HUMANISTAS A REPRESORES

Su perfil profesional es académico: es internacionalista, especializada en migración forzada y migración laboral; habla inglés, francés, italiano, tiene nociones básicas de ruso, y ejerció varios cargos de responsabilidad en la Cancillería mexicana y en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar). 

Por su perfil y por su experiencia en el tema de refugiados y protección internacional, arrancó su nueva etapa en el INM en este gobierno como subdirectora del Programa de Repatriación Humana, que es el área encargada de atender y recibir a las personas mexicanas deportadas.

Y al inicio de la administración todo iba bien, hasta que cambiaron de director del INM y el presidente nombró al frente a Francisco Garduño, quien era el jefe de las cárceles mexicanas. Un perfil punitivo, completamente diferente a la labor humanista que debería desempeñar el instituto.

Empezaron los cambios en las políticas por unas más agresivas y hoy día ya están más que documentadas las agresiones y la persecución contra los migrantes que pisan suelo mexicano.

Empezaron los malos tratos y el hostigamiento, hasta comnrtarios sexistas y gritos. Por ello “Gabriela”, a quien se llama así para proteger su identidad, pidió ser cambiada de área.

MIGRANTES DE AFGANISTÁN

Ya en su nuevo cargo, se topó con el problema de la pareja afgana. El 14 de octubre del 2021 una pareja de afganos llegó al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en busca de asilo. Son Nilo, embarazada de siete meses, y su esposo Zabbih, quienes llegaron a México con la intención de pedir refugio. Vivían en Kabul, Afganistán, cuando los talibanes tomaron el control de dicha nación.

El miércoles 13 de octubre, Nilo y Zabbih aterrizaron en Ciudad de México, donde les esperaba una amiga, a quien habían conocido en una universidad china. Tras un día encerrados en la estación migratoria del AICM ambos fueron expulsados sin opción a solicitar refugio.

Del aeropuerto capitalino fueron trasladados al de Cancún. Ahí hicieron una breve escala, en la que ACNUR trató de interceder por ellos antes de su deportación exprés a Turquía. Y ahí intervino Gabriela.

Pese a que intervino y pidió explicaciones de por qué se les deportaba cuando habían pedido asilo, no pudo evitar que los sacaran del país. Sin embargo el caso legó a medios, se hizo un escándalo y se provocó que la pareja fuera retoranda por Relaciones Exteriores unos días despuñés. Sin embargo, aunque para los afganos fue algo bueno, ahí empezaron otra vez los problemas para Gabriela en Migración.

Sus superiores le dijeron que ella no eera nadie para ordenar bajar a alguien de un avión, cosa que no hizo. Pidió hablar con el director de Migración, pero nunca fue recibida. Días después le informaron que Francisco Garduño no solo no la recibió, sino que además le había pedido su renuncia.

A estos problemas se han sumado los de salud, debido a la insuficiencia renal grave que padece, y a una peritonitis que le afectó poco después del incidente con los afganos.

“Lo que más me molesta de esta situación es que, sin pestañear siquiera, me quitaron el trabajo que, además, hacía bien. No les importó lo más mínimo que, al quedarme sin el seguro del ISSSTE, yo me pueda morir. Es lo que más me molesta. Porque desde su posición de poder, de que se sienten protegidos, y de que son los jefes, pueden pasar por encima de todo el mundo sin que nadie les diga nada”, lamenta “Gabriela”.

Cabe resaltar que hasta el momento espera una respuesta de las instancias ante las que denunció que Migración la despidió injustificadamente. ¿Su error? Ser humana, hacer que se respetaran las leyes y los derechos humanos der los migrantes. Parece que eso es mal visto en este gobierno de la 4T.

Con infoermación de Animal Político.

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