Acusan al Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía por practicar experimentos en pacientes con hidrocefalia (acumulación excesiva de líquido en el cerebro)
500 personas fueron utilizadas como conejillos de indias, ya que se les colocó un implante en el cerebro de forma experimental sin su aprobación.
Pacientes con daños irreversibles
A los pacientes de hidrocefalia se les colocó un implante cerebral llamado “Sistema de derivación ventrículo-peritoneal de flujo continuo”.
Lo más grave es que dicho implante causó daños irreversibles a los pacientes, imposibilitando a los afectados a realizar sus actividades diarias, ya que padecen fuertes dolores de cabeza, dificultad para articular palabras, conciliar el sueño y hasta para caminar, debido a la inestabilidad de su cuerpo.
¿Quién es el culpable?
Julio Sotelo Morales, ex director del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, fue quien diseñó el implante, el cual no tenía autorización para aplicarse en humanos, acorde a un informe de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed).
Pese a que la Conamed y la Cofepris (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) dictaminaron malas prácticas de parte del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, las autoridades pertinentes han hecho caso omiso a las denuncias. Aunado a ello, el Instituto, ha desestimado a los denunciantes, catalogando de falsas sus acusaciones.
Dos versiones de los hechos
El neurocirujano Rodolfo Ondarza, médico especialista del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, fue quien denunció las malas praxis del centro, que por cierto en 2010 fue despedido de forma injustificada por el ex director Sotelo Morales, pero que gracias a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje se le restableció el cargo cuatro años después de dicha arbitrariedad.
Mientras que Julio Sotelo afirma que ninguno de los demandante formó parte de la investigación original, ya que fueron tratados años después de ésta y subraya que desde que Ordaza fue despedido del Instituto se ha dedicado a buscar a pacientes en estado crítico para sustentar sus acusaciones, motivándolos a denunciar a los médicos del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.
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Sotelo se ampara afirmando que los resultados de dicha investigación médica, en la cual participaron 32 enfermos, fueron exhibidos en una publicación de carácter médico de reconocimiento mundial.