Miles de habitantes de Cancún amanecieron ayer sin agua potable, víctimas de un paro de corte surrealista protagonizado por miembros del sindicato CROC, quienes bloquearon el acceso a las plantas de tratamiento de Aguakan. Lo más grave: la mayoría de los manifestantes ni siquiera trabajan en la empresa.
La protesta, disfrazada de “paro laboral”, fue ejecutada por personas ajenas a la plantilla de Aguakan, pero vinculadas a la estructura sindical. Lejos de un reclamo legítimo, lo que se vivió fue una toma forzada de instalaciones esenciales para el suministro de agua, impidiendo el acceso de personal operativo y deteniendo por completo la distribución del servicio. El saldo: colonias enteras y parte de la zona hotelera sin agua, afectando a familias, escuelas, hospitales y comercios de toda la ciudad.
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“Campamento playero”
La imagen más indignante llegó desde la planta de tratamiento Uxmal. Testigos reportaron (y documentaron en redes sociales) que los manifestantes de la CROC instalaron una especie de campamento sindical: mesas, sillas de playa, sombrillas y hasta botanas y bebidas. Mientras Cancún enfrentaba la falta de agua, ellos festejaban como en un picnic, ocupando ilegalmente instalaciones críticas para la ciudad.
“No se trataba de trabajadores luchando por sus derechos, sino de un grupo operado por intereses políticos, jugando con un servicio esencial como si fuera moneda de cambio”, afirmó un trabajador activo de Aguakan que pidió anonimato.
El argumento del sindicato fue un supuesto despido injustificado de personal. Sin embargo, versiones internas y fuentes cercanas a la negociación revelan un conflicto más turbio: disputas internas del sindicato, desacuerdos con nuevas condiciones laborales y exigencias económicas de la dirigencia. En otras palabras, el paro fue un chantaje sindical con víctimas inocentes: los ciudadanos.
“El derecho a huelga no puede convertirse en un arma para extorsionar a una ciudad entera”, declaró Pedro Ruiz, vecino afectado en la Región 95. En redes sociales, el hashtag #SindicatoDejaSinAgua se convirtió en tendencia local, acompañado por imágenes de tinacos vacíos, pipas entregadas por el municipio y enojo generalizado.
Hasta el momento, el líder del sindicato CROC en Cancún no ha emitido declaraciones, pero su silencio solo agrava la percepción pública: mientras los ciudadanos enfrentaban cortes, el sindicato jugaba a la playa dentro de una planta de tratamiento.