Por Óscar González
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Muy adelantada a los resultados oficiales o a encuestas de salida fiables, Laura Beristain Navarrete, candidata de Juntos Haremos Historia, se cantaba vencedora en la elección de ayuntamiento de Solidaridad, Quintana Roo, pero ni bien lo hacía en una muy incómoda rueda de prensa empezó a reconocer que sus principales promesas de campaña eran en realidad patrañas engañabobos.

Todo mundo en Playa del Carmen sabe que su principal estandarte durante toda la campaña fue el tema Aguakan, prometiendo a la población expulsar a la voraz empresa proveedora de agua potable de Solidaridad, lo que Cristina Torres Gómez, expresidenta municipal que busca la reelección, ofreció también en su momento pero sin negar las complejidades financieras y legales que implica deshacerse de ella después del leonino contrato con la administración anterior, las que aseguró que solventaría en caso de ser reelegida.

Laura, sin embargo, al salir ante la prensa a decir que triunfó en la elección por 14 puntos, luego de contestar a la prensa que “por supuesto” se deshará de Aguakan, de inmediato matizó que por la existencia de un “segundo contrato” habría que analizar que esto es posible. O sea: no va a hacer nada y seguramente ya pactó embelsada por la danza de los millones. Eso lo vimos muchas veces en el trato de la firma con las autoridades de Benito Juárez, que sin hacer gestos ni ruborizarse se dejaron untar las manitas.

Es decir: ¿lo que le criticó a Cristina Torres como incumplimiento de promesas de campaña ahora será el pretexto para no fallar ella misma? Ahora habla de que la concesionaria “se tiene que poner a trabajar”. O sea: ya da por hecho que la funesta empresa se quedará en caso de que sus números que apuntan a una aplastante victoria no sean un “pasón” más en su discurso. Al rato nos va a decir: “bueno, ¡no son tan malos, en realidad!”.

Redactamos en la noche del domingo 1 de julio, cuando los resultados de la elección todavía no se conocen y Beristain no se molestó en dar las fuentes de las encuestas que supuestamente le dieron un aplastante triunfo, pero aunque ganara y muy lejos de que en dado caso tomara posesión como presidenta municipal de Solidaridad los embustes ya se cayeron y no le importó mostrarse de cuerpo entero. Total: las votaciones ya cerraron.

La verdad es que Laura Beristain, al presumir durante meses que fue pionera de la inmensa colonia Colosio abusó de la nula memoria histórica que tienen los habitantes de Solidaridad por ser recién llegados en gran número o poco arraigados en su mayoría, que ignoran que los primeros habitantes del irregular asentamiento fueron nada más y nada menos que viles invasores que aprovecharon una pugna entre el gobierno estatal y el terrateniente Francisco Rangel Castelazo para asentarse como vulgares paracaidistas. En realidad, la “heroica” pionera es una despojadora que se benefició de arreglos políticos y económicos para cometer un delito, que luego las leyes penales del estado tipificaran como uno que merece cárcel: invasión para el despojo.

¡Y ahora Beristain se ofrece –a tono con sus ofertas de campaña– a regularizar por fin esos terrenos robados, luego de que ella fue de las primeras que se apropió ilegalmente de ellos! Bueno, aunque supusiéramos que tuviera esas buenas intenciones, es claro que con el instrumento “legalizador” de latrocinio histórico, la Desarrolladora de la Riviera Maya, fuente de fortunas inmensas para los gobernantes y pseudolíderes –como ella misma–, la única manera de tratar es haciendo negocios, los que no consisten precisamente en ayudar a las familias pobres a consolidar un patrimonio: ¡eso no ha sucedido en dos décadas!

En unas horas sabremos si Laura Beristain realmente arrasó en la elección tal como presumió, pero de lo que ya no tenemos duda es de que en dado caso no cumpliría ni papa.